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Me lancé a los bazos de mi hermano, mientras lloraba en su pecho. Este pasó conmigo entre sus brazos y detrás de él una chica castaña, que no logré ver. Me agarré más a él y este le pidió a la chica que se llevara a Conny, pues no estaba en buen estado para que me viera. Me llevó hacia el sofá y se sentó, conmigo encima. Me acarició la espalda y susurraba que me tranquilizara, pero simplemente no podía. El fin del mundo se encontraba a través de dos míseras puertas.

– Tranquila, ____, si viene abriré yo y me inventaré cualquier excusa. Ese tío no te va a tocar más, ni siquiera te puea ver, mientras yo pueda y quiera evitarlo. –Sonreí y me abracé a su cuello, este me abrazó y besó mi cabeza. –Ahora dime, ¿qué ha pasado? 

–He contestado el telefonillo y era él, pero preguntaba por Tony, se había confundido. –Resumí, y me separé para mirarlo a los ojos. –Mierda Miguel, está ahí –Señalé a través de la puerta. –Y puede encontrar a Conny, me lo puede quitar... –Susurré justo antes de volver a tirarme a sus brazos. 

Seguí llorando un rato más, mientras que mi hermano me tranquilizaba. Escuché pasos por las escaleras y alcé la vista para ver a Connor con los ojos rojos, me levanté y fui hacia él. Este corrió hacia mí y me abrazó, y comenzó a llorar. –Mamá, prometo portarme bien pero no llores. –Dijo acurrucándose en mi cuello. –No llores por favor. –Abacé su cadera y apoyé mi barbilla en su hombro.

–Cariño, no lloro por ti, lloro por que me he hecho mucho daño y he tenido que llamar al tío para que me curara. –Mentí. En verdad, odiaba mentir a mi bebé, pero era lo mejor. No le podía decir que su padre estaba al otro lado e la puerta, que podría hacerle la infancia mierda y que podrían separarnos. No, simplemente me niego. –¿Qué te parece si vamos a comprar una pizza, para así tomar el aire? –Pregunté separándome de él, para mirarle a los ojos. Este, se limpió las lágrimas y asintió, me dio un beso en la mejilla y yo a él. Subió escaleras arriba y le seguí con la mirada, hasta toparme con la chica de pelo castaño y ojos del mismo color, con pequeñas motas verdes. –Hola... –Dije avergonzada. –Siento todo esto, necesitaba a mi hermano.. –Añadí una sonrisa incómoda.

–Tranquila, todos lloramos. –Sonrió tímida. –Soy Ariadna, tú debes ser ___, ¿no? –Preguntó con el ceño fruncido, mordiendo su labio inferior.

–Sí, la misma. –Rasqué mi nuca y miré a Miguel con una sonrisa pícara en la cara, mientras él me miraba haciendo un puchero. Es un asqueroso, no confía en mí. –Miguel me habló mucho de ti. –Sonreí y la miré. –Y de tu hermano, Omar.–Tranquilicé a Miguel. –Bueno, voy a vestirme. Pueden quedarse aquí, hace frío fuera.

Subí las escaleras sin esperar respuesta alguna,me dirigí a mi cuarto y me cambié, colocándome la ropa de calle. {Multimedia} Fui al baño y tapé lo máximo que pude con corrector, ya que mis ojos estaban hinchados. Me eché rímel y añadí la raya disimulando un poco, salí del baño y tras coger el bolso fui hacia el de Conny.

–Hey hey baby you've been on my mind I knew you for a long time ...But I've been thinkin baby that you should know ( oh oh yeah eh uh) –Le escuché canturrear. Sonreí y entré, no sin antes llamar a la puerta. Este me miró, y me fijé en que solo iba en calzoncillos. Reí y le elegí la ropa: Una camiseta de tirantes blanca, una larga de bob esponja, una sudadera de Batman y unos vaqueros negros. Cogí sus zapatillas amarillas y le peiné con una pequeña cresta. Besé su mejilla y agarré su mano para así bajar y despedirnos de la pareja, pues Ari era la chica que le gustaba a Miguel.

Abrí la puerta de casa, y al darme la vuelta vi a Abraham. Mi cuerpo se tensó, y mis ojos se abrieron de par en par, al ver como clavaba su vista en mí. –Mierda. –Murmuré mientras llevaba las manos a mi boca abierta.

Jodido idiota. | Abraham Mateo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora