Narra Abraham.
Tras dar la última embestida, por fin llegué al clímax. Tiré el condón a la papelera de mi cuarto, y giré la cabeza para ver a Barbie, la chica a la que llevo aguantando tantos jodidos años. – De verdad que me dan asco tus tetas. –Murmuré mirándoselas. Eran dos jodidos globos, todo silicona. ¡Si sus tetitas de antes eran perfectas coño! ¿Para qué se las cambia?.
–Bien que las tocas. –Dijo mientras se las miraba. –A mí me gustan. ¡Ah, que se me olvida! –Me miró. –Me tienes que dar dinero para ir a la peluquería, osea, necesito cambio radical. Y tal vez me ponga más nalgas, ¿qué piensas?
– Que si tienes dinero, porque estoy hasta los cojones de tener que darte dinero. –Gruñí. –Pareces una puta, Barbie. Follamos y me pides dinero, ¿pero qué coño te crees que soy, el banco de España? –Me miró horrorizada, pero era la jodida verdad. ¡Estaba harto de tener que darla dinero! ¡Jodida loca, trabaja!
– ¡No soy una puta, soy tu novia! –Se sentó en la cama bruscamente, una vez me levanté y me coloqué mis bóxers. –¡Se supone me tienes que dar caprichitos de vez en cuando! ¡AY! ¡MI UÑA! –Gritó, haciéndome reír.
– Un capricho de 50 euros como mucho, y al mes. No un capricho de 100 y cada semana. –Me coloqué la camiseta después de haberme puesto los pantalones. –Trabaja y date caprichos, porque yo ya no te voy a mantener más. Por cierto, córtate las uñas, me has dejado la espalda hecha mierda.
Agarré el teléfono e, indiferente, salí de ahí. Me despedí del gatito que tenía Barbie y salí de esa casa. Estaba cansado de tener que aguantarla, solo servía para follar. Sí, sonará muy cruel, pero al fin y al cabo, fue ella la que me jodió la vida.
Ay, ____, lo que te echo yo de menos... Suspiré inconscientemente. Pensar en la chica que más he amado hace que me vuelva un cursi de mierda. Pero, la vida es así.
Si no hubiera ido a el puto bar, tal vez estaríamos ella y yo haciendo el amor en la cama, viendo una película o incluso jugando a la Play. Vaya mierda de vida, y vaya mierda de todo.
Lo jodido, es no poder olvidarla. Fue capaz de abandonar todo y venir conmigo a recorrer el mundo. Aguantó críticas y nunca se fue de mi lado. Pero, como no, tuvo que venir esa zorra y joderlo todo.
¡Mierda, que asco de vida, joder!
Entré en el coche y cerré de un portazo. Me abroché el cinturón y giré la llave para poder conducir hacia la casa de mi hermano, Tony. Hace mucho que no veía al cabronazo, y por una vez, no moriría.
Pisé el acelerador y conduje por las calles, tarareando canciones que salían en la radio. Al parecer, los gemeliers llegaron alto. Son grandes los cabrones.
Paré en un semáforo en rojo y miré el teléfono. Tenía un mensaje, lo miré y vi que era una foto de Barbie desnuda. Me da asco su cuerpo. Es decir, ella sería una chica bellísima, pero el bótox que tiene le quita todo. Puede que haya a gente que le guste, pero a mí no. Sus tetas siempre están firmes y es algo que no soporto, siempre que la abrazo me separan de ellas. Luego, dijo que se quería poner nalgas, y tiene las que tenía Nicki Minaj en antaño.
Eso es algo que la diferencia de ____. Ella siempre decía que lo mejor de una mujer es ser ella misma, no la sonrisa. No, eso es una gilipollez.
<<¿No era, la curva más bonita de una mujer, es la sonrisa? –Pregunté, riendo con ____>>
<<¡No! ¡Claro que no! –Negó. –¿Y si viene una mujer sin dientes? ¡Eh!>>>
Éramos unos jodidos adolescentes, pero lo que me demostró esa chica no me lo demostró nadie. Recuerdo que le daba muchísima vergüenza bailar en público y que al final lo consiguió.
Suspiré y continué con mi camino. Aparqué el coche una vez llegué a su portal. Era un edificio que no destacaba, y aún así era realmente bonito. Cogí el teléfono y cerré el coche, una vez salí de él. Fui hacia la puerta y llamé al telefonillo. –¿Sí? –Contestaron a través de él.
–Tony, soy Abraham. Ábreme, jodido loco. –Dije con una sonrisa.
–Lo... L.. Lo siento, se ha.. Confundido. –Tartamudearon. Me fijé bien y oí una voz de mujer. Sonreí y negué con la cabeza divertido.
–¿Y me podría decir el piso, por favor, bella dama?
–Gilipollas. –Murmuraron, haciéndome reír. –Es el C, no el A. –Colgaron.
Llamé al indicado y esta vez acerté. Tony me abrió y pasé al interior del edificio, subí por las escaleras -pues era un tercero- hasta llegar al piso. Miré a la puerta A, y sonreí. Negué con la cabeza y me dirigí al C. Toqué la puerta y mi hermano abrió. –Abraham, ¿cómo tú por aquí? –Preguntó mi hermano burlón.
– No aguantaba más a Barbie, y decidí pasarme por aquí. Ya sabes. –Me encogí de hombros. Negó con la cabeza y me dejó pasar echándose a un lado. Le di un último vistazo a la puerta A y entré, seguido por mi hermano, el cual cerró la puerta.
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Jodido idiota. | Abraham Mateo |
Romance''Nerviosa, agité el test de embarazo,y, tras varios minutos de espera, la respuesta llegó''. ''-Positivo''.