Tras hablar con la nueva directora de Connor, salimos disparados por la puerta trasera del colegio. Las abrahamers todavía estaban afuera, y, eso era algo que me preocupaba. ¿Y si descubrían donde vivo?
Tal vez haya sido mala idea haber venido aquí a vivir. Tal vez en California las cosas estarían mejor y no tendría porqué estar huyendo de las cámaras y de las fans. Apuesto mi ojo derecho a que en California mi vida sería igual que siempre.
– Mami, ¿quiénes son esos? –Preguntó Connor, señalando hacia nuestro portal.
– Es una mudanza Connor, tendremos nuevos vecinos, creo.
Se agarró a mi mano y corrió hacia ellos. Le seguí torpemente, hasta llegar al portal. Vi a un chico alto, de buen cuerpo y castaño. Ojos negros y nariz respingona. Me era muy similar, pero no supe adivinar quien era.
Subimos por las escaleras hasta llegar a nuestro piso. Abrí la puerta despacio y Connor corrió al interior hasta chocarse con un cuerpo peludo. Reí y me fijé bien, era Willy, mi monito. Corrí hacia él y lo abracé, mientras este enroscaba sus brazos en mi cuello.
– ¡Mamá, un mono! ¡Un mono! ¿Nos lo podemos quedar?
– De hecho, está aquí para quedarse. – Dijo mi madre saliendo de la cocina.
– Oh Dios, ¡está enorme! – Dije mientras me separaba de él.
(...)
Abrí los ojos perezosamente al oír el timbre. Alcé mi pelo en un moño mal hecho y fui a abrir. Mi madre se había llevado a Connor a dar una vuelta, y, Miguel Ángel, fue a espiarlos.
– ¡Ya voy, ya voy! – Dije mientras me acercaba a la puerta, una vez volvió a sonar el timbre.
– No puede ser -Dijo mientras sonreía.
Me llevé la mano a la boca perpleja, mientras mis ojos se abrían como platos. Sonreí y me lancé a sus brazos.
– ¡Estás enorme, mierda! -Gritó Tony mientras me abrazaba y levantaba del suelo.
– ¿Cómo tú por aquí? –Pregunté mientras le miraba a los ojos.
– Me temo que soy tu nuevo vecino. –Sonrió. –Me vas a tener que aguantar durante muchos días.
Me hice a un lado y lo dejé pasar. Le indiqué que se sentara en el sofá y fui a la cocina, agarré una lata de cocacola y me asomé por la puerta.
– ¿Tú que quieres para beber?
– Agua está bien. –Sonrió.
Agarré un vaso y eché agua. Cogí el otro y fui hacia el salón, me senté junto a Tony y le entregué el vaso mientras yo daba un sorbo al mío y lo dejaba sobre la mesa.
– Oye... –Dijo nervioso. –Sé que tal vez no quieras hablar del tema, y eso, pero... –Tragó duro. –El niño de las fotos, es hijo de Abraham, ¿verdad?
El tema volvió de la nada. Miré hacia la televisión apagada, suspiré y cerré los ojos. Tenía que contárselo, tiene derecho, pues es su tío, y sé que si yo no quiero, no le dirá nada a Abraham. Pero no sé... Tal vez las cosas no sean así, y se lo dice..
–Sí. –Abrí los ojos y miré a Tony. Las palabras habías salido de mi boca sin siquiera yo saberlo. –Es su hijo, pero, no se lo digas... –Murmuré.
–P...Pero... ¿Por qué? –Preguntó nervioso.
–No quiero que Connor... Sufra lo que sufrí yo en mi adolescencia, ¿sabes? –Suspiré. –Quiero que sea un niño normal y corriente y tenga su vida feliz. Que pueda tener novias que le amen y no solo por su fama. Quiero que forme una familia hecha y derecha, no quiero que sufra. –Apreté los ojos intentando no llorar, sorbí por la nariz y lo miré a los ojos.–Y, si sufre, quiero que sea algo normal. Por el primer amor, por las resacas, o cosas así, no porque no pueda tener vida personal...
Tony me miró y sin saber que hacer, me abrazó. Lloré en su pecho mientras este acariciaba mi espalda con su mano. –No voy a decir nada, pero, sabes que algún día se lo tendrás que decir. El niño te preguntará por su padre, y tú tendrás que decirle la verdad..
Suspiré. Tenía razón. El niño empezaba a tener una edad, y esta era la de las preguntas.
–Y... Él... ¿Qué tal está?...–Murmuré nerviosa.
–Mal. –Suspiró. –La chica, con la que.. Pasó eso, –dijo refiriéndose a mis cuernos– es ahora su novia.
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Jodido idiota. | Abraham Mateo |
Romance''Nerviosa, agité el test de embarazo,y, tras varios minutos de espera, la respuesta llegó''. ''-Positivo''.