OCHO

806 67 1
                                    

Las clases mantenían un ritmo rápido.

Se sentí extraño, aunque comenzaba a acostumbrarme al ritmo, a las clases y a las personas.
No había ocurrido nada más. Ni siquiera había estado seguro de haber visto a Ben rondando por ahí.
Mientras era la hora del almuerzo, Samuel decidió sentarnos fuera del comedor. En realidad no éramos los únicos que lo hacían.

Los chicos estaban recostados sobre el césped. Otros jugaban con el balón. Entre las personas, observe a Albish sentado en el suelo con las piernas flexionadas. No estaba solo, Ben, estaba delante de él. Pasó un rato y simplemente decidí no prestar mucha atención.
El resto del día ocurrió de manera borrosas, demasiado normal podría decirlo. Hasta que estaba en la casa de la Huerta.

Zarth se marchó y no me había enterado de a dónde se había ido. Era cierto que aunque no me agradaba la idea de quedarme a solas con este chico, tampoco podía quedarme pegado a Zarth como un perrito.

Albish se movía de un lado a otro en la habitación.

— ¿Puedes ayudarme a mover eso? —dijo de pronto. Me alarme al escuchar su voz.

Fui hasta donde se encontraba, le ayude a empujar una de las estanterías hasta la orilla de muro. Acomodamos algunas cajas con herramientas y utensilios encima de los paneles. Me quede de pie cerca esperando alguna otra cosa con que poder ayudarle.

Albish se sentó en el filo de una mesa, dejó sus brazos sobre su pecho y me miró fijamente como esperando por mi. No quería verlo, así bajé la mirada al suelo. Era demasiado pesado el aire nos rodeaba, se sentía una presión, me sentía algo incómodo, y me ponía nervioso al estar cerca.

— ¿Estás bien? —pregunto. El tono de su voz fue bajo y firme.

Levante la mirada y busque la suya. Sus ojos estaban fijos en mi rostro, el choque magnético que sentí me provocó un escalofrío. Me limpie las manos en mi pantalón. Asentí nervioso.

—Claro —mi respuesta fue simple.

—Me es muy difícil... —comenzó a hablar luego de un momento—. Es que, tu herida en la cabeza y eso que sucedió en el baño.

Recordé como había actuado. Me quito de encima a Ben, y le dijo que lo iba a reportar. Luego me ayudo con la herida, pero sus respuestas fueron hostiles y agresivas.
Se movió a regañadientes hasta quedar delante de mí. Me estremecí.

El cabello dorado lo tenía despeinado, sus labios rosados estaban entre abiertos. Su expresión reflejaba que en verdad quería ser amable.

Suspire. No iba a negarle la oportunidad.

—Si, estoy bien. Solo fue una golpe —respondí tranquilo—. Lo que sucedió en el baño fue algo muy complicado, fue... —Me analizo—. Confuso.

—Ben no volverá a tocarte.

—¿Por qué? —dije. Aunque lo pensé en voz alta, me refería a que era lo que había sucedido para que Ben no volviera a tocarme.

— ¿Por qué? —repitió con el ceño fruncido.

Sonreí por la confusión.

— ¿Qué le dijiste para que cambiará de opinión? —me mordí el labio.

—Nada en particular. Sólo creí que... —Suspiro—. Solo quería decirte eso.

Albish se dio la vuelta y se alejo en dirección a la puerta.

—Alby, gracias —respondí finamente.

Sonreí. Albish también lo hizo y asintió con la cabeza antes de marcharse.

Al final del día, me metí bajo el chorro del agua casi al final de todos los chicos. Hice lo necesario para apresurar mi baños y terminar. Saque ropa limpia de mi casilla y me dirigí hasta la enfermería para que la chica me cambiará la gasa y me volviera a curar. Regrese al dormitorio y la mayoría de los chicos ya estaban durmiendo. Los ronquidos se oían desde la entrada. Me encamine hasta mi litera y me tope con los ojos abiertos de Albish. Intento disimularlo y se giro al lado contrario. Subí a mi colchón y me tape con la sabana para prepararme a dormir. Me hundí rápido en el sueño.

Un movimiento me hizo despertar.
El temblor repentino de la litera me hizo creer que alguien andaba por ahí. Me incorpore de un salto sobre el colchón, aunque no vi a nadie.

Los quejidos se hicieron presentes y me asuste. Me moví para echar un ojo debajo de mi cama. Albish, se movía sobre el colchón con brusquedad. Agitó las piernas y los brazos estaba quejándose muy fuerte. Mire alrededor, nadie parecía estar despierto, no sabía cómo era posible.
Tal vez él estaba soñando, o quizá era sonámbulo. No quería tener que intervenir.

Eche un ojo de nuevo en la cama temblorosa, soltó un aullido.

¡Mierda!

Me baje de la cama de un salto a un adormecido, lo sujete por los hombros anchos y lo agite un poco.

—Oye. ¿Estas bien? —le dije asustado.

Sus ojos se abrieron de sopetón, la expresión reflejo un terror enorme. Sujeto mis manos alejándolas de su cuerpo, se hizo para atrás con brusquedad y se cayó de la cama.

Me moví rodeando la litera, se arrastro en el suelo e intento levantarse dando tumbos. Sus manos se aferraron al muro y se echo a correr por el pasillo en dirección al baño.

Fui detrás de él.

—¡Vete! —me grito.

Se movió con fuerza, volteo a verme mientras corría con una postura extraña. De pronto su cuerpo cayó al suelo, trató de ponerse de pie. Me eche a correr hasta él, intenté ayudarlo a ponerse de pie sujetando su cuerpo con mis manos.

—Tienes... ¡tranquilízate! —intentó alejarme de él.

—Déjame. ¡Vete! —la voz reflejaba terror y la expresión que tenía en el rostro también. Su cuerpo estaba frío aunque el sudor le recorría la frente.

Cuando pudo ponerse de pie, volvió echarse a correr hacia la zona de las regaderas, abrió la llave de una y se tiro al suelo bajo el chorro. Se llevó las manos a la cara para cubrir su rostro.

La luz era baja, solo había unas cuantas lámpara encendidas. Lo mire, recordando la escena que ya había visto anteriormente. En ese momento me sentí mal por el, sentí una punzada en el pecho. Había visto la desesperación en sus ojos, asustado, era evidente que estaba soñando, pero debía ser una pesadilla tan mala para ponerlo así.

— ¡No es necesario que te quedes ahí parado! —grito—. Lárgate.

Tenía mucha razón. No era necesario estar aquí. Tal vez era algo que le ocurría con frecuencia. Pero, yo era el único que lo había encontrado, dos veces.

Me marche de regreso al dormitorio. Subí a mi cama y me cubrí con la sabana.

Mi mente le daba muchas vueltas al asunto, una y otra vez pensado en lo que acaba de ver. Durante ese largo tiempo, me quedé dormido de nuevo.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora