SEIS

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Pase a toda marcha por el dormitorio.

Sentía un corazón latiéndome en la cabeza, comenzaba a dolerme con fuerza, y no se si la sangre se había detenido.
Baje las escaleras moviéndome lo más rápido que me permitía la sensación.

Me encamine hasta la enfermería, eche un vistazo dentro de la salíta a través de la puerta de cristal. Había una chica sentada en un escritorio me miró y se puso de pie.

— ¿Que sucedió? —Sujeto delicadamente mi cabeza y  me quito la mano de la herida.

—Resbale en las regaderas, me di un gran golpe —le dije.

Hice una mueca de dolor, de verdad me dolía.
Me senté en una de las habitaciones, la chica sacó su botiquín y comenzó a curarme.

—No fue el golpe tan duro, el problema es que los vasos sanguíneos son más sensibles en esta parte, la sangre puede asustar a cualquiera —su voz era suave y muy amable.

—Claro —sonreí aunque no me estaba viendo.

La chica me dijo que podía pasar la noche aquí, no había ningún problema. Yo no proteste ni nada, debía mantenerme alejado de todo eso lo más que pudiera, estaba cansado y no tenía tiempo para ponerme a pensar en todas las estupideces que me dijo Ben. Ni siquiera en Albish, que seguía actuando tan extraño.

Me acomode en la cama de la habitación, me cubrí con la delgada sábana color azul y me quedé dormido casi de inmediato.

Al día siguiente me desperté muy temprano. La luces del amanecer apenas estaba iluminado las nubes. Hice la cama de la habitación y me marché en dirección al comedor por algo de desayunar.

Metí las manos en los bolsillos de la sudadera mientras disfrutaba de un pastelillo y un café de la maquina. Había llegado finalmente el día en que los encargados iban a elegirme, a estas alturas, me importaba poco quien fuera mi nuevo jefe, sería más complicado de lo que alguna vez imagine mientras estaba sentado en el asiento del copiloto en el auto de mi madre, cuando me hacía ilusión venir aqui.

Después de un rato fui a cambiarme las fachas que tenía. Me lave la cara y me peine un poco el cabello enmarañado. Me miré la gasa pegada a mi cabello.
Recordaba ese pequeño momento, cuando Ben me empujó al suelo y me arrastro. Aún no me había enterado de lo que me dijo, no tenía sentido en lo absoluto.

Fui a sentarme bajo la sombre de un árbol sobre el césped. Observé las nubes blancas moverse por el cielo azul infinito. El aire soplaba con mucha fuerza. Era una brisa de mar calurosa y fresca.

— ¿Contemplando el cielo azul? —Samuel me observo desde arriba, a un lado de mi posición.

— ¿No es obvio? —respondí sin ganas.

—Comeré con mis amigos más tarde, quería invitarte a unirte a nosotros —Me incorpore—. Estamos en la sala de recreación por si gustas acompañarnos.

—Seguro. Tal vez te vea más tarde en el comedor —sonreí.

—De acuerdo, no seas aburrido. Te veré luego.

No era por él. Samuel me caía bien, pero, en este momento estaba demasiado abrumado pensando en muchas cosas. Al principio pensé que era una broma de novato, y ahora, no sabía por qué lo hacía, pero había un motivo de por medio del cual no tenía ni puta idea.
El otro asunto era de Albish, aunque no podía dejar de pensar en él al verlo en el chorro de la regadera, luego ayer en la Huerta y al final en las regaderas. Cada vez que me perdía en mi mente sus ojos venía a mi, ¿había algo malo conmigo por pensarlo? ¿Era normal pensar algo así?
Me dolía la espalda, un dolor muscular, las piernas y el cuello. Se que una parte de mi se moría de ganas de conocer mi empleo permanente, lo sabía, quería saberlo aunque lo negara y dijera que no me importaba, si lo hacía.

En el comedor, cuando pasaba más de las seis de la tarde, me encontré con Samuel en una de las mesas. Estaba sentado con otro par de chicos. Me saludo al acercarme a él.

—Creí que no ibas a venir —me dijo sonriendo. Me señaló un lugar a un lado de él.

—Estaba dormido, y me desperté por el hambre —mentí.

—Chicos, el es Jonathan —les dijo—. El es Mike y Kyle, trabajan conmigo en los Jardines.

Sonreí y agite la mano. Me puse a comer la pasta y las verduras sin prestar atención a la conversación en sí. Se estaban riendo y haciendo voces graciosas, pero, yo no me concentraba, me sentía muy mal por que no quería ir a dormir y no encontrarme a Ben otra vez. Tenía miedo, esa era la verdad.

— ¿Ya sabes que empleo tendrás? —Samuel me quito un trozo del pastel con su cuchara.

—No. Nadie me ha dicho nada —comí un trozo más del pastel por el que había ido.

Luego, Zarth, el chico que trabajaba con Albish apareció. Saludo a todos, se sentó frente a Samuel. Recorrió la mirada hasta mi.

—Hola, nuevo —me saludo—. Adivina, Albish te eligió para que trabajes en la Huerta con nosotros.

Sonrió.

Y yo intenté sonreír. Pero mi cara hizo una mueca media extraña, me llevé la mano a la boca para no escupir el pastel. ¡Genial!

Me fui a la cama rogando para que me dejaran dormir tranquilo, haría cualquier cosa pero quería dormir como alguien normal. Me recosté sin prestar demásiada atención a mi alrededor, me cubrí con la sabana y espere hundirme en el cansancio mental que tenía, ahora me dolía todo.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora