DIEZ

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El sonido de la alarma en el altavoz de la esquina, me hizo saltar.

Se que estaba soñando con algo, esos ojos que me miraban de una manera muy diferente. Agite la cabeza y di un salto desde la cama al suelo. Albish seguía durmiendo en su cama, envuelto en las sábanas blancas. El resto de los chicos se movía. Unos se iban al baño y otros más se cambiaban el uniforme en las literas.

Fui a vestirme, acostumbre a dejar mi uniforme en la casilla cada vez que regresaba, y hay mismo estaba el overol de trabajo. Arregle un poco mi cabello enmarañado y me lave la cara. Anduve hasta el dormitorio y vi que él seguía recostado en la cama.

No estaba seguro si debía ir a despertarlo, no reconocí el término en que quedamos el día de ayer, aunque creo que por compañerismo debía despertarlo.

Me acerque hasta él. Eche una mirada a mi alrededor, y Ben, al otro lado de la habitación, me miró fijamente mientras se acomodaba la chaqueta. No le preste atención.

Los ronquidos de Albish eran bajos, tenía una mano bajo su cabeza como si fuera una almohada. Solo agite su hombro un poco y me hice para atrás. Volví a hacerlo.

—Debes despertar —dije.

Se movió un poco y abrió los ojos, me miró. Y se levantó de un salto. Estiro la ropa interior por sus piernas que se habían enroscado. Se alejo de la cama sin decir nada.
Me di la vuelta, tomé la mochila de mi cama y me aleje a clases.

En la clase de Matemáticas el profesor nos llevó hasta el salón de audiovisual, preparo una proyección sobre unos cuantos temas de Álgebra. Los asientos estaban colocados pegados unos con otros, cinco filas de seis asientos cada una.

Me senté en la última fila, en realidad no tenía opción, las primeras filas no tenían lugares disponibles.
Entonces lo vi entrar en el aula. Tenía un cuaderno bajo el brazo y su mirada estaba desesperada.

Mire al frente sin importar nada. Albish camino entre la fila, mi fila, y se sentó junto a mí.
El aroma que brotó de él era fresco, menta tal vez. Dejó sus manos sobre sus piernas, lo que más me preocupaba era que revisaba cada movimiento suyo aunque aparentemente no me interesará.

El profesor apago la luz y dio marcha a la proyección.
Aunque intentaba mantenerme calmado, estaba nervioso, me sudaban las manos. Movía mis pies inquieto, miraba al frente pero me era imposible no verle por el rabillo del ojo.

Algo malo pasaba conmigo. No era normal que me pusiera tan mal teniendo lo cerca, era un chico muy extraño y misterioso, pero, había pensado más de una ocasión en cosas acerca de él que un chico no piensa sobre otro chico, no lo hace por que simplemente estaba mal. Eso lo decía todo el mundo.

Pero, no lo podía controlar, justo ahora le echaba unas miradas. Su rostro se iluminaba por el reflejo de la luz de la proyección, y seguía pensando que era un chico muy apuesto.

Apreté mi cara contra mis manos, desesperado. Y me mantuve así un buen rato hasta que terminó la proyección.

El profesor nos dio una charla sobre el tema el resto de la clase. Cuando la campana sonó, me levanté de mi sitio rápido y que no se viera que trataba de huir.

—Gracias —escuche el sonido de su voz y me detuve.

Me volví despacio y estaba detrás de mi. La mirada recorría el suelo, aunque su expresión decía la verdad.

— ¿Por qué? —respondí. Metí mis manos al bolsillo del pantalón.

—Despertarme esta mañana. No había logrado dormir la mayoría de la noche, así que cuando lo logre me quedé perdido —me explico.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora