DOCE

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Le di una mordida a la manzana.

Estaba sentado sobre el césped. La mañana era tranquila, el viento soplaba fuerte, húmedo, se movía recorriendo mi piel a través de mi suéter.

El cielo era azul, muy luminoso con la luz de sol.
Me había despertado, bueno, me había levantado temprano por que ya me había cansado de estar recostado sobre el colchón sin dormir.

Pensaba en lo que había ocurrido, en todo. Desde el día que llegué aquí y vi a Albish entrar a ducharse, paso a mi lado y sus ojos me miraron. Recordaba la noche en que lo encontré bajo el chorro de agua, luego cuando se me acercó en los locker para quedarse de pie sin decir absolutamente nada. Recordé el día que parecía tener una pesadilla debajo de mi, se movía y se quejaba, y al despertar lo se volvió como un chico loco que salió corriendo a la regadera.

Lo que resultaba extraño era que lo sentía tan lejano, como si hubiera ocurrido hace mucho tiempo, hace muchos meses.

Sentía una gran curiosidad por ese chico, era extraño y misterioso. Cada vez que hablamos conocía algo nuevo sobre el y se tornaba densa la conversación hasta malograrse por completo.

El mismo me confesó que cada vez que tenía una pesadilla, lograba disiparla bajo el chorro de agua. ¿Que tipo de pesadillas tenía para que se pusiera así? ¿Porqué las tenía? Anoche descubrí lo que había pensado, la relación de Benjamin y Albish, pensé que tenía una especie de relación, y resultó que eran buenos amigos al principio. Quería saber por qué Albish encontró consuelo en él. ¿Que era lo que le sucedía para buscar consuelo? Eso podría decir muchas cosas sobre su falta de confianza y que era muy extraño al hablar.

Ahora no sabía que clase de relación teníamos, otra vez, no se si me había contado aquello por obligación aunque lo estuviera espiando, o, quería confiar en mi. Mencionó que Zarth sabía sobre el y Ben, tenía ganas de preguntarle cosas a Zarth y averiguar un poco más.

Aunque, tal vez debería de preguntarle directamente a Albish, y saber exactamente qué tipo de relación teníamos ahora. ¿Debía ser indiferente? ¿Debía actuar como si nada de lo que ocurrió anoche había pasado?
Al medio día me fui a la sala de recreación. Los chicos, Mike y Samuel jugaban una partida de Poker, no sabía exactamente cómo era posible, pero lo están haciendo.
Me senté a ver la película que estaba puesta en el televisor.

Quería ir a buscar a Albish en algún lugar de aquí. Saber exactamente dónde estaba y hablar con él, pero, debía esperar que fuera una conversación casual, o que apareciera por si solo.

En la cena rogué para que llegará.

Tenía ni charola en la mesa, con un par de Waffles, tenían fresas y jarabe de chocolate. Los chicos tenía una conversación sobre fútbol, pero no le preste atención, miraba la entrada y los alrededores buscándolo.

Cuando terminamos nos fuimos al patio.

Zarth venía con Albish cuando se nos unió. Nos sentamos en el césped en aquel sitio del fin de semana anterior. Flexione mis piernas al pecho cuando me senté. Samuel estaba a mi lado y Albish estaba al otro lado junto a Zarth. Mike y Kyle estaban flanqueado el pequeño grupo.
Albish me miró un momento, y yo le hice una señal con la cabeza, no se exactamente para que se la hice, pero el reacciono. Se levantó apoyandose con los codos.

Traía una sudadera negra, pantalones de mezclilla y sus tenis grises. El cabello lo traía despeinado hacia abajo. Se acercó hasta mi posición.

Me puse de pie nervioso. Me temblaron las rodillas y el corazón se me aceleró en mi intento de ponerme de pie sin caerme y de manera apresurada.

— ¿Cómo estás? —dije y siento que sonó estúpido.

—Humm. Estoy bien —respondió con su voz musical.

Samuel me echo una mirada desde abajo. Me aleje un poco del grupo, hacia el concreto de la jardinera más cercana y él me siguió. Me recargue con los brazos al pecho.

Debía preguntarle, no iba a perder nada sí se iba o me hacía mala cara, así que, aquí iba.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? —Le dije firme y fuerte.

—Depende, ¿esta es la pregunta? —su comentario resulto gracioso, claro, ya le estaba haciendo la pregunta.

Sonreí y agite la cabeza.

—Está bien si no quieres responder, la noche que te acercaste a mi en l os vestidores, ¿por qué lo hiciste? —Levantó una ceja, se mordió el labio inferior.

—Iba a ir a amenazarte, algo como: No le digas a nadie lo que viste o te mato... O te lanzó de la cama —Hizo una mueca—. Me quedé ahí parado como idiota, yo no soy así. No amenazó a la gente.

Me volví a ver a los chicos que seguía sentados . Las carcajadas saltaban en el aire.

—Estoy en oferta, al dos por uno —dijo—. Pregunta.

No lo considere ni una vez y solo me plantee la siguiente pregunta, aunque no estaba seguro de cual iba a ser.

— ¿Que clase de pesadillas tienes que hacen que te pongas mal? —No sabia si era la correcta, siento que era bastante privado.

Espero un momento. Su expresión me decía que intentaba encontrar las palabras adecuadas.

—Son pesadillas y recuerdos, de mi infancia que me ponen mal, no... —Se encogió en hombros—. No puedo describirte mis pesadillas, espero que entiendas que me es difícil estar diciéndote esto.

—Si. Gracias por responderme —Asentí.

No había sido grosero ni extraño, y su forma de hablar era bastante distinta.

Me quedé mirando su rostro un momento, pensando en lo que me acababa de decir. En realidad quería seguir preguntando.

Si lo presionaba demasiado podría ponerse densa la cosa, así que debía ser paciente para ver cómo fluía las cosas los siguientes días, parecía que otra vez estábamos en una relación de compañeros. Eso creo.

Así que solo me quedé ahí con él un rato más hasta que todos nos fuimos a dormir.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora