DIECINUEVE

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Por la noche, había llevado a Albish de regreso a la Enfermería.

La cicatrización iba de manera correcta, lo cual significaba que iban a retirarle las puntadas muy pronto.
Recibió la curación correspondiente y la enfermera le dijo que debía quédese un par de días más, todo en un intento por no abrír la herida otra vez. Así que ahí paso la noche.

Al día siguiente espere un poco a que amaneciera para irme a la Enfermería. Cuando llegue, Albish ya había terminado de ducharse y se estaba vistiendo. Se enfundo en unos jeans claros y un suéter color café claro. Se puso los tenis.

Se puso de pie de regreso, ya no le costaba tanto trabajo, ya hasta se había metido a bañar el solo. Salimos de la enfermería, nos encaminamos al comedor.

— ¿Como son tus padres? —pregunto de pronto en el trayecto.

Mire por el rabillo del ojo.

—Vivo con mi madre, ella es fabulosa. Me llevo muy bien con ella, es mi padre y mi madre, y es la única persona que tengo cerca, así que creo que podríamos ser los mejores amigos —Sonreí al pensar en mi madre.

— ¿Que paso con tu padre? —me pregunto.

—No lo se, mi mamá dice que el se fue antes de yo naciera. Ni siquiera lo recuerdo —Ella dice que me visito unas cuantas veces, pero no recuerdo nada de eso.

—Así que al final de las clases iras con tu madre, ¿cierto? —continuó.

—Creo que si —De nuevo no quería preguntar, pero, la verdad era que me daba curiosidad por saber a donde iba a ir en las vacaciones, o que iba a suceder con él—. ¿Vas a ir a algún sitio en vacaciones?

Me analizo con la mirada un momento, y sonrió, pero fue como forzado, como si no supiera que más hacer. No respondió nada. Nos metimos en el comedor. En la barra tomé un poco fideo, frijoles y chilaquiles, prepare un poco de café y Albish me siguió hacia una las mesas de la orilla.

El sitio estaba casi vacío, solo unas mesas estaban ocupadas.

Albish solo había tomado una manzana y algo de agua.
Algo había ocurrido, se sentía en el aire la rara sensación desde que pregunté, levante la mirada un poco hacia el para analizar su expresión, pero era calmada, masticaba despacio la manzana, en silencio, ambos en silencio.

— ¿Qué está ocurriendo? —alce una ceja e intente hacer una media sonrisa para aligerar lo que fuera.

—No te he contado toda la verdad —respondió mirando la manzana sobre la mesa—. Al terminar el semestre, debo ir a un lugar, son asuntos de mi familia que quedaron pendientes, estoy casi a punto de cumplir dieciocho y debo responder. Será extraño por que toda la vida desaparecí, y ahora que vuelva, no se como será todo.

— ¿Que clase de asuntos? —Había sonado un poco tétrico.

—Es difícil de explicar y sinceramente —Trago saliva, estiro su mano hasta la mía y la apretó un poco—. No quiero pensar en eso. Me gustaría que me acompañaras, tu y los chicos, de vacaciones quizá, es una playa y mientras ustedes se divierten, resolveré mis asuntos.

Pensé un momento en el asunto. Me moría de ganas por saber que era lo nuevo iba a resolver, es decir, dijo asuntos de su familia, pero toda la vida estuvo lejos de esos, y ahora, ¿debe regresar?

Sus ojos me observaron un poco. Analice su rostro, perfectamente lineal como todo lo demás en él, su cabello alborotado sobre su cabeza le daba un aire juvenil, mucho más joven.

—Está bien si no quieres, es solo que, me encantaría que pudieras venir conmigo —suplico un poco.

—Si —deje salir. Primero debía pedir permiso a mi madre, eso era obvio, pero, también una parte de mi quería ir con él, tal vez podía ayudar lo de algún modo—. Me encantaría ir contigo.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora