UNO

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Mi madre había conducido alrededor de cuatro horas durante la madrugada y parte de la mañana, y finalmente habíamos llegado a mi nueva escuela. Detuvo el auto frente a la entrada principal.

Llevaba puesta una chaqueta de mezclilla, y mi playera favorita de Nausicaä del valle del viento que me regalo mi madre en año nuevo. Cuando salimos de casa estaba cayendo una tormenta.

En el estado de Maryland, existe un lugar llamado Ocean City, ahí se encuentra el colegio Ocean Maryland, una de las mejores escuelas del país que implementa estudio y trabajo en pequeñas jornadas, hay donde viviré los próximos cuatro meses, es final de febrero, así que entraré a la mitad del semestre.

Me cuelgo la mochila al salir del auto, recorro la mirada por el amplio estacionamiento rodeado por enormes árboles. La playa se encuentra al frente con el océano Atlántico al frente como una cortina azul.

En el interior del campus, se alzan los enormes edificios. El arco de la entrada se encuentra a mi izquierda y me encamino hacia la parte trasera del auto donde mi madre lucha por sacar las maletas de la cajuela.

Estiro el brazo para darle un empujón a la maleta y ella me observa de forma extraña, puedo ver la tristeza en sus ojos. Nunca antes nos hemos separado, no por tanto tiempo y sé que eso le duele,

La verdad es que a mí me alegra el haber venido, porque así al menos no tengo que entrar a la escuela por dos semanas y abandonarla para mudarnos a otro lugar por su trabajo, en este caso, ella simplemente se hospeda en un hotel el tiempo necesario, regresa y se puede volver a marchar sin necesidad de cargar conmigo.

─ ¡Ya hemos llegado! ─dice mi madre con el entusiasmo suficiente.

Arrastro una de las maletas en dirección al arco de la entrada y ella me sigue detrás.

Por ahora todo parece un vacío y bastante vistoso. Nos detenemos unos pasos después de la entrada para despedirnos. Aunque lo hemos hecho todo el camino, no está de sobra un abrazo más y un beso.

─ Te voy a extrañar cariño ─me dice al momento en que sus brazos me rodean con fuerza. Apoya todo su peso encima de mí y me obligo a cambiar el peso de un pie a otro para no irme de boca al suelo. Aun así, me aferro a su cuerpo y la abrazo de la misma manera que ella lo hace.

─ Mamá, son solo cuatro meses, estarás de regreso tan pronto que ni cuenta te vas a dar ─respondí.

Desde ahí, continúe mi camino solo. Mi madre se alejo de regreso al auto con un caminar muy peculiar, el largo de su cabello se movía con cada paso que ella daba. Después de unos segundos escuche el auto encender y marcharse de regreso por el camino del estacionamiento hacia la calle.

El patio era un cuadro perfecto de concreto rodeado de jardineras cubiertas de flores de varios colores. Al fondo se alzaban los edificios que parecían ser unas oficinas, las aulas de clase y los dormitorios, por mi izquierda descendía como colina abajo un enorme jardín. Mas allá se encontraba un par de canchas, una clase de bodega y lo que parecía ser una arboleda de frondosos árboles. Le daba más un aspecto de un pequeño bosque dentro de los límites del campus.
Estábamos como a veinticuatro grados, aunque el viento del mar era fresco y muy fuerte.

Me encamine para una de las oficinas a presentarme y matricularme oficialmente. Me entregaron un pequeño horario escolar, un mapa del lugar y un uniforme que consistía en un pantalón negro, camisa blanca de manga corta y una chaqueta a juego con franjas rojas en los brazos.

Uno de los empleados me condujo en dirección al edificio de los dormitorios, cada piso era un apartado de varias literas. El mío era la planta "C", es decir, el tercer piso. Al ingresar el lugar estaba casi vacío. Era un lugar amplio con literas a cada costado de la habitación, con ventanas pequeñas entre cada una de las literas. La mía era la numero ocho, en la parte superior. Frente a esa litera en particular se abrió un pasillo que parecía llevar a algún lado.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora