VEINTE

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Estaba cansado y adormecido.

Había tardado demasiado en conciliar el sueño con lo que había ocurrido anoche, Ben, el no vino por mi en ningún momento.

Estire los pies y me saque la sabana conforme me movía en el colchón, salte hacia el suelo y me fui directo a los vestidores por mi uniforme.

Me detuve en el el pasillo dentro del baño, y lo primero que vi fue el cubículo de uno de los baños abierto completamente. Me acordé de lo que pasó y me volví al espejo. La marca púrpura se dibujaba debajo de mi ojo, tenía una tonalidad rojiza.

Seguí moviéndome hasta mi locker. Me enfunde en el uniforme y salí al baño, cepille mis dientes, lave mi cara y me arregle el cabello un poco. Di la vuelta para dirigir me hacia el dormitorio y me tope con Albish de frente.
Sonrió al verme, después, frunció el ceño confundido, se acercó hasta mi y me sujeto por la mejilla para observar mejor aquel golpe en mi piel.

El tacto suave de sus dedos me hizo temblar un poco.

— ¿Quien te hizo eso? —el tono musical estaba cargado de seriedad.

—Creo que sabes quien lo hizo —dije en voz baja.

Puso los ojos en blanco y me libero, pasó a mi lado sin decir nada más. Se alejo por el pasillo fuera de mi alcance.
Me senté en la orilla de la cama, de su colchón esperando a que regresara, o al menos para saber que iba a hacer al respecto.

Algunos de los chicos ya se estaban marchando.
Me colgué la mochila y me recargue en el pilar en el muro hacia el pasillo, eche una mirada dentro, pero no había rastro de él.

Fui hasta mi primera clase, llegué cinco minutos tarde y el jamás apareció.

Había llegado la semana más pesada de la vida estudiantil: semana de proyectos finales. Eso no era lo más alarmante de esto, si no, que nuestro calendario de exámenes tenía agendado fechas para esta semana, es decir, entrega de proyectos y aplicación de examen, ¡será divertido!Esperaba que Albish viniera por mi al final de mi clase de español, lo cual no sucedió, entonces me alarme un poco.
En la clase de Matemáticas, lo ubique en su sitio habitual, un poco desorbitado y ni siquiera me miro al sentarme en mi sitio.

Nos encaminamos en silencio hacia el comedor, me sentí extraño por que el parecía dentro de sus pensamientos, en sus cavilaciones sin prestar atención a todo lo demás.
Me tire en la mesa del comedor mirando en todas direcciones, Albish se acercó desde la entrada hasta sentarse a mi lado.

Se acomodo mirando hacia mi.

—Esto es lo que quiero evitar —me dijo. Agitó la cabeza.

Recorrí su rostro perfecto, crispado, las cejas alzadas y su ceño fruncido. Vi sus ojos grises observándome fijamente demasiado preocupado. Sonreí pensado que estaba preocupado por mi, y me sentí extraño, un sentimiento muy raro.

—Estoy bien, de verdad —Estire mi brazo hacia su mano encima de la mesa—. Es fascinante verte preocupado por mi.

Relajo la expresión y analizo mi sonrisa.

—Lo siento, yo, perdón si exagere... —Trago saliva.

—Olvidemos esto, no importa, de verdad —Apreté su mano—. ¿Que tal va tu pierna?

Hizo una media sonría y relajo los hombros.

—Bien, ya estoy bien.

El trabajo de la Huerta-Jardines ya estaba a punto de terminar, habíamos sacado todo y acomodado en los canastos y cajas. Algunos de los frutos ya estaban empezando a madurar, otros no tanto.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora