QUINCE

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Extraño.

Así era como me estaba sintiendo. Me arrepentía con todo mi ser de lo que sucedió, me preguntaba miles de veces como fue que ocurrió. Pero no estaba consciente de cuándo empezó.

En ese momento estaba tan cerca de él hipnotizado por todo lo que el era, y resultó más extraño saber que el sentía algo parecido a lo que había experimentado.
En realidad, no estaba consciente de que yo sentía algo así por ese chico como para haberlo besado. Pero así había ocurrido, lo había besado y el a mi.

En algún punto de mi corta vida había pensado en tener una familia por el simple hecho de que todo el mundo la tenía. Estar casado con alguna buena mujer de la cual me hubiera enamorado, tener hijos, trabajar y mantener mi vida así hasta que fuera lo suficientemente viejo y estar sentado a lado del amor de mi vida viendo a nuestros nietos.

No lo había creído del todo, es decir, lo había pensado e imaginado, pero se que no iba a ocurrir tal cual mi mente lo había visto.

Sentia las imágenes quemarse, o venirse abajo como un gran muro de concreto al ser demolido, el estruendo y los escombros revoloteando por toda partes, lo peor es que yo me venía abajo con eso. Se sentía extraño estar pasando por esto por que definitivamente nada de lo creí alguna vez era real, estaba sintiendo algo por un chico.
Eso en definitiva no era para nada lo que yo alguna vez imaginé y me daba miedo.

Miedo a que mi madre no estuviera segura de querer a alguien como yo. Miedo a que nadie me quisiera... ¡Diablos! Estaba siendo algo extremista y bastante dramático, aun no había llegado a ese punto, ni siquiera estaba seguro de ser gay.

Seguro que si.

Había pasado todo el domingo evitando encontrarme con Albish, me levante temprano y anduve de un lado a otro con Samuel. En el comedor, me marche antes que apareciera, no se si lo hizo pero no quería averiguar nada.
Sentía pena o vergüenza, no se como se le llamaba a eso que se sentía en el pecho, también había terror y sentía que alguien sabía lo que había ocurrido entre nosotros.

Un beso.

Me metí a la cama temprano.

Al día siguiente fui sin mirar nada más que el pasillo al frente, fui por mi uniforme y anduve hasta tomar mi mochila. Él no se encontraba por ahí. Salí del dormitorio a por mi primera clase.

No me lo encontré después de mi clase de español, eso me hizo sentir muy bien, no quería pensar en el ni en nada.

En Mate, estaba en su sitio pero me tire sin mirarlo demásiado, la clase siguió su curso habitual y luego salí corriendo al comedor después de la campana.

Tarde más de lo normal en el comedor hasta que dieron las tres de la tarde, cuando llegue a la casa de la Huerta, ya estaban los chicos ahí. Yo fui hasta la Arboleda a hacer mis deberes.

Había cumplido mi primer mes aquí en la escuela, eso significaba que ya solo quedaban dos meses para que el semestre se terminara y yo regresara a mi casa.

Me mantuve la mayoría del tiempo fuera de la casa, dando vueltas y esas cosas que uno hace cuando evita a la gente.
Lo estaba evitando, eso debía admitir, por que no quería pasar por otra cosa de nuevo, y tampoco sabía que decirle, me mataba pensar que el me gustaba. En algún momento íbamos a tener que hablar, aunque yo no lo quería.

Eran como las seis y media cuando Zarth me llamó.
Dentro, Albish estaba recargado en uno de los muros. Zarth se sentó en una de las sillas con los brazos cruzados.

—El director me indicó que comencemos con la Cosecha... —empezó Albish mirando a Zarth.

—¿Un mes antes? —pregunto sorprendido.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora