VEINTITRÉS

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Me deshice de la ropa.

El uniforme de la Huerta y lo deje en el lugar habitual. Tome la toalla y me fui hacia la regadera, abrí el chorro del agua despacio para que brotará sobre mi piel desnuda.
El corazón me latía fuerte, no estaba seguro por qué, pero lo hacía.

Tomé la ducha lo más larga que pude, aún estaba pensando en Kyle, y esa historia que me había contado, no estaba muy seguro de cómo iba a hacer de ahora en adelante, pero al menos yo estaba bien con Albish.

Las pisadas descalzas en el suelo de azulejo brotaron, fueron tan rápidas que cuando reaccione me soltó un puñetazo en la cara, me fui de espaldas al suelo.

Abrí los ojos abrumado y el rostro de Ben fue lo primero que vi.

Intente moverme en el suelo, pero me pateó el estómago con fuerza. El dolor hizo que la respiración se me acortase . Escupí.

Moví la cabeza en todas direcciones, había otros chicos de pie por ahí, otros más se movían en los vestidores. Albish se había quedado un rato más en la Huerta, y yo me había adelantado.

Se dejo caer en el suelo y me sujeto de la cabeza, sus ojo me miraron un momento y luego, estrelló mi cabeza al suelo, la sensación fue como si hubiera perdido el conocimiento, se me nubló la vista, pero aún estaba consciente.

Un par de puños en mi cara y yo me quedé inmóvil, aturdido y mareado.

Vi como se alejaron de mi, regresaron por donde habían venido y yo me quedé ahí sin más.

Pasó un rato cuando le dolor comenzó a fluir por mi cuerpo como si cayera de unos diez metros, me estrellara en el concreto, una y otra vez, y siguiera con vida. Se movió por mi cuerpo, latía, como un corazón latiendo en cada parte, punta y miembros de mi cuerpo. Estaba tan cansado como para ponerme de pie.

No se cuanto tiempo paso, la oscura penumbra de la noche, y mi ser siendo agitado en el aire me hizo volver.
Las manos se aferraban bien a mi cuerpo, que yo sentía que estaba hecho trizas, como un costal de escombro. La cabeza me daba vueltas y el sonido era como de fondo, mi corazón latía en mi pecho, en mi cara en mis oídos, en mis manos, pero no sabía donde estaban cada una de ellas. De pronto la luz brotó en mi cara. No sabía que era, no sabía nada de lo que sucedía.

...Entre abrí los ojos despacio. Su mano apretaba la mía, tenía la cabeza hundida en mi pecho...

Abrí los ojos en una línea delgada, reconocí el sitio de inmediato y me asuste. Estaba solo, eso creía por que el silencio era absoluto, completamente diferente a cuando yo vine aquí a visitar a Albish después de su accidente.
No me movía, por que no podía sentir nada de mi cuerpo, más que la pesada sensación en mi cabeza, como hubiera sido aplastada. Me dolía, latía, y no pensaba claro.
Cerré los ojos de nuevo.

Samuel me despertó. Su voz estaba en mi cabeza como un sueño, así que abrí los ojos de sopetón para ver si era real. Estaba sentado en un asiento a unos metros de la la orilla del colchón, me observo mientras despertaba, se inclinó sobre sus rodillas para verme de cerca.

Intente moverme, incorporarme o hacer cualquier cosa.

—No lo hagas. Esta bien —dijo—. Estas bien.

— ¿Que paso? —mi voz brotó baja y llena de flemas.

Sabía lo que había ocurrido, pero, no después de haberme ido.

—Estas en la enfermería —Confirmó lo que sospechaba—. Albish te trajo aquí cuando te encontró inconsciente en la regadera.

— ¿Dónde está él? —le pregunté.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora