DOS

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Mi mañana inició casi normal. Abrí los ojos completamente abrumado con la alarma que provenía de algún sitio. La mayoría de los chicos saltaban de sus litera y se alejaban en dirección a los vestidores, la otra mayoría se envolvía una vez más en las colchas para seguir durmiendo.

En el reloj del muro eran las seis y media de la mañana, aun estaba el cielo oscuro y el viento que se filtraba por las cortinas era bastante frío. Me incorporé despacio hasta que me halle de pie a un lado de mi cama, esa cama debajo de la mia permanecía vacía así que no preste tanta atención y me encamine a los vestidores atiborrados de adolescentes adormilados y bastante molestos por despertar temprano.

Me vestí con el uniforme de color negro y continue mi camino con la mochila que había traído con un par de cuadernos usados de mi última escuela. También había traído otro par nuevo por si acaso.

Me era muy fácil adaptarme a los nuevos entornos debido a mi largo historial de escuelas en el país y en los vecindarios en los que llegábamos a vivir, sin embargo esta era una escuela para chicos y lo que había sucedido durante la noche solo me hacía pensar que las cosas podían ir muy de otra molestando a otros chicos. Eso me ponía muy nervioso, no quería convertirme en eso.

Acudí a la oficina principal casi diez minutos antes de que las clases dieran inicio. Me dieron mi hoja de asistencia de mis clases y que los profesores pudieran darme alguna regularización breve de sus clases. La chica estaba sacando una copia de mi hoja cuando escuche la puerta de la oficina del director abrirse. Observe detenidamente a la persona que salió de ahí. No era nadie más que el chico de anoche, el de las regaderas y el que dormía debajo de mi cama.

Camino despacio vistiendo su uniforme y cargando un libro bajo su brazo. No me miro ni nada, solo se alejó a la salida y se perdió.

Lectura y redacción era mi primera clase. El profesor me entregó un libro de texto que consistía en varias lecciones de lectura con un cuestionario con cosas relacionadas a la lectura en sí. La clase fue bastante dinámica, con preguntas lanzadas al aire y podías levantar la mano para contestar, me resultó muy fácil responder la mayoría de ellas.

La mayoría de las clases manejaban esta estrategia de pregunta y respuesta, la participación era fundamental en la manera de enseñanza,lo cual era una bendición porque así no pasabas cuarenta minutos escuchando al profesor hablar al punto de cerrar los ojos y no querer abrirlos más.

El comedor era amplio, con una barra por un costado. Baños al frente de la sala y cuatro mesas alargadas que ocupaban todo el largo del lugar. Me formé un poco de pasta con crema y jamón, ensalada y una porción de gelatina de limón.

Las mesas se dividían en pequeños grupos, yo me senté en una orilla de la mesa vacía y me dedique a mirar mi ensalada con pequeños trozos de aceitunas.

─ ¿Cómo te está yendo en tu primer día ? ─me volví hacia la voz y descubrió al pequeño chico que estaba en la bodega de la Jardinería ayer. Samuel se llama.

El chico bajo su charola y se sentó frente a mi en la mesa.

─Se que nos vimos ayer, pero la verdad es que no nos conocimos tanto. También soy nuevo aquí, llegué hace un mes y ahora trabajo en los Jardines ─me dijo.

─Ya veo, me esta yendo relativamente bien. Me gustan las clases.

─Lo se. Son buenas y los profesores también lo son.

Las clases eran casi las mismas que en mi última escuela: Lectura y redacción, Historia del mundo, economía, biología, Química, Matemáticas y un taller de tecnología.

Cuando las clases terminaron me marché en dirección al dormitorio para cambiarme el uniforme por ese overol que me habían dado. Después me encaminé al comedor por un pequeño refrigerio antes de ir a la oficina de aquel hombre que me llevaría a mi siguiente empleo.

EL CHICO MISTERIOSO© #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora