Capítulo 32°: El coraje de las estrellas

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El coraje de las estrellas

Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, entre la sombra y el alma.

—Pablo Neruda

¿A quién se le ocurre decidir las labores por medio de piedra, papel o tijera? Ah, sí, a mi padre.

La luz de la luna y los bombillos de la calle se cuelan por la abertura de la ventana que hay en la cocina. Gruño solo un poco cuando me estiro para cerrar las delgadas persianas de pequeñas zanahorias que, estoy seguro, fueron idea de la abuela.

—¿Todo bien? —me pregunta mi padre en lo que seca los últimos vasos que he lavado e intenta lucir como que realmente no ha estado mirándome de reojo de vez en cuando.

—Todo bien —repito, un poco demasiado bajo y brusco —solo estoy algo cansado de la semana, es todo.

—Parece que estuvieras enojado con el cielo —dice él con una risilla sin humor —has estado ladrándole a la ventana desde hace veinte minutos y resoplando cada tanto.

—No es eso, solo... —sí, estoy intentando idear la manera de no dejar ir lo más valioso que he encontrado y no ser un jodido inútil al respecto, así que sí, estoy malditamente enojado —esta semana ha sido un sube y baja emocional del que he intentado huir, solo eso. —miro hacia mi padre que se ha girado solo un poco para lograr verme con una expresión a medio camino entre la preocupación y la concentración que me pone un poco nervioso —Y... al venir aquí, parece que todas esas emociones me han alcanzado.

Y no me gusta. Pero no lo termino de decir, porque mi padre se ha acercado a mí lo suficiente como para envolverme en un medio abrazo, uno que no sabía que había estado esperando, uno que no sabía que había estado necesitando.

Me toma varios segundos corresponder, dejando un par de palmadas torpes en su espalda, haciendo a mi padre reírse de eso. Él tiene una especie de broma con mi madre en la que hablan de Jin y de mí por mensajes de texto y se ríen de lo incómodo que soy con las demostraciones de afecto que no vienen de parte de mi estrella.

Pero es, quizá, la falta de costumbre. La poca interacción física con mis padres no tiene manera de compararse con la facilidad con la que Jin se deslizó dentro de mi vida y me envolvió en sus brazos como si el rechazo nunca fuese una posibilidad.

—No está mal ¿Sabes? —me dice —No está mal que tus emociones te alcancen de vez en cuando. Déjalas que se hagan cargo un momento hasta que puedan encontrar la manera de fluir libremen-

—Es el peor consejo que me has dado.

—Este mocos-

—Lo que es mucho que decir porque antes solías decirme que por cada lagrima que derramara, una abeja me picaría por la noche.

—¡Nunca dije una cosa como esa!

—¡Incluso te escondías para pellizcarme sin que lo notara! —Mi padre intenta lucir ofendido, pero no lo logra del todo.

—¡Ya! ese no era tu padre, ese ser se murió, soy una versión nueva y mejorada, Min Yoon-Jae 2.0

—Min Yoon-Jae 2.0 tiene serias averías mecánicas.

—Pero lo compensa con nuevas funciones. Este Min Yoon-Jae puede llorar y no perder el orgullo en el intento —mi padre me aprieta más contra sí antes de separarse y darme una pequeña sonrisa incómoda —está bien, siempre fue tu madre la que sabía qué decir en cualquier momento, yo no. Solo quiero que sepas que, para cualquier cosa que no sea financiera, tienes todo mi apoyo —ríe.

Ramé | K. SJ - M. YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora