Capítulo 10°: Contacto físico

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Contacto físico

Bendito sea el caos porque es síntoma de libertad

Enrique Tierno Galván

Mío.

Estoy asustado de sentir esa palabra más literal de lo que pretendía, pero a Yoongi no pareció importarle y eso me relaja. Así que lo dejo ir.

Ahora estamos desayunando y Gi no ha dejado de quejarse ni un minuto sobre su ciática y de cómo todo es mi culpa. Sin embargo, noto algo distinto en él al mismo tiempo: noto su sonrisa nerviosa y su mirada vacilante y el pequeño sonrojo en sus mejillas cuando me le quedo viendo por demasiado tiempo y me pregunto si es igual a lo que yo he sentido diferente en mí de un momento a otro.

Pero lo dudo.

Tengo que luchar un poco por deshacerme de las imágenes que vienen a mí cuando cierro los ojos y dejo que la inconsciencia tome el poder de mis pensamientos y tengo que recordarme que las memorias que no he podido recuperar son una de las tantas consecuencias que obtuve luego de mis elecciones. Sé que hay cosas que no sé de mí mismo y eso me lo ha hecho saber el padre cielo cuando me ha dotado de consciencia, pero hay información en mi cabeza que sigue sin tener sentido.

Es entonces cuando recuerdo aquellas ideas que me atacaron anoche en el balcón y me estremece que mi humanidad me está arrebatando la capacidad de discernir entre lo real y lo imaginario y no sé si lo que vi ha sido una desesperada artimaña de mi consciencia por recrear un pasado que nunca ha existido, una vida que no pudo ser porque fui creado como humano superficialmente hace casi tres días.

Llevamos poco tiempo sentados en los bancos altos de la isla de la cocina y él ha preparado cereales. No me gusta la textura, pero sí el sabor, así que Gi me ha dicho que lo coma rápido para que no se pongan blandos, solo que no puedo hacerlo rápido si cada ciertos minutos siento el peso de su mirada sobre mí y me distrae.

Gi me mira y se queda quieto durante unos segundos hasta que lo sorprendo dándome la vuelta y se desvía nuevamente a su plato. Yoongi no durmió bien y eso lo puedo notar por su desconcentración y sus bostezos constantes. Nuestras rodillas se tocan de vez en cuando, o hace comentarios sobre su dolor en la espalda baja sin mirarme a los ojos y no me gusta que parezca incomodo a mi alrededor, o que luzca como si estuviera a punto de caerse en la mesa totalmente dormido.

¿Quizá le molesta mi presencia? ¿Quizá está cansado de tenerme con él? ¿Quizá está enojado por su ciática?

Pero cualquier pensamiento queda de lado cuando lo veo levantarse con su plato en la mano derecha y lleva los ojos cerrados luciendo adorable estando medio dormido. Yoongi refunfuña palabras ininteligibles y se acerca a mí casi por inercia y apoya parte de su cuerpo en el costado izquierdo del mío, con su aliento bailando sobre mi cabello y sus murmullos demasiado bajos para ser entendidos por mí.

Estoy a punto de preguntarle qué pasa cuando siento la suavidad de sus labios delgados tocando mi frente en un roce tan delicado y pequeño que puede nunca haber pasado, pero hace que mi cuerpo completo se estremezca y mis ojos se abran al igual que mi propia boca.

La presión minúscula de sus labios desaparece luego de 2.49 segundos y son suficientes para sentir que me ha explotado una arteria.

¿Por qué? ¿Qué es esto que siento? ¿Qué es esta presión en el pecho? ¿Es un infarto? ¿Voy a morirme?

Yoongi se separa y parpadea como si intentara despejar la bruma que lo desconecta de la realidad y cuando sus ojos se posan en los míos parece como si una corriente eléctrica hubiese colocado en alerta cada una de nuestras neuronas.

Ramé | K. SJ - M. YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora