Capítulo 54°: Para siempre

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Para siempre

Ven, tú, dulce y amorosa noche, dame a mi Romeo; y cuando muera, hazlo tuyo y compártelo en pequeñas estrellas: la faz del cielo será por él tan embellecida que el mundo entero se apasionará de la noche y no rendirá más culto al sol esplendente.

William Shakespeare.

En la constelación de Cassiopeia hay dos estrellas cuya luminosidad supera a casi todas las estrellas de la galaxia, observándose a simple vista.

Rho Cassiopeiae y V509 Cassiopeiae.

Son estrellas particulares, hipergigantes amarillas. La primera con una luminosidad equivalente a 550.000 soles y la otra unas 400 veces más grande que el diámetro del sol.

Así de magnificas. Es por esto por lo que suelen utilizarse como una guía en la oscuridad para buscar el norte cuando se ha perdido.

Tengo la sensación de que, si papá y mamá brillaran en el cielo, serían estas dos estrellas.

—Entonces ¿Cómo lo supieron todo este tiempo? —Mi pregunta es un poco vacilante, como si tuviera miedo de perturbar el espacio-tiempo y que esta burbuja se rompiera.

Supongo que hacen falta enfrentarse a situaciones adversas por algún tiempo antes de dejar de tenerles miedo.

Papá y mamá se miran, como si hubiese un entendimiento tácito entre ellos, antes de sonreírse con suavidad. Mi madre sostiene las manos de Tae en su regazo y mi padre pasa sus dedos con lentitud por mi cabeza, examinando mis cabellos de plata como si le parecieran la cosa más curiosa del universo.

—Al principio —comienza mamá con su tono delicado, tan calma como las aguas de un lago tranquilo cuyas hondas apenas y llegan a tocar la superficie de la tierra —fue muy difícil atravesar el duelo. Fueron algunos años tenebrosos, incluso la señora Min...una mujer que conocimos antes de tu nacimiento, ella intentó por mucho tiempo mantenernos a flote, pero era difícil moverse hacia un lado o hacia el otro.

—Fue después de eso —continuó papá —que la nieta mayor de la señora Han ¿Recuerdas a la señora Han? Trabajaba en la casa de tu tío Sang, bueno... ella llegó a vernos un día.

—Y nos lo contó todo.

Los colores, de repente, abandonan mi rostro, y puedo ver la confusión en la mirada de Taehyung y la expectación en las miradas de mis padres que no estoy seguro de saber qué es lo que esperan de mí.

Me siento extraño, con una creciente incomodidad en mi pecho que no se va por más fuerte que respire.

—¿Q-Qué?

La expresión de mamá cambia de repente, sus cejas se fruncen y sus ojos se vuelven tormentosos.

—Casi arranco su cabeza. No miento. Estuve a esto, mira, a esto de arrancarle su cabeza —ella hace un movimiento con sus dedos señalando un diminuto espacio entre su índice y pulgar —No quise escucharla después de que...nos contó lo que había pasado esa noche, así que la lancé fuera de la casa.

Papá asiente —Ella vino esa noche otra vez, y luego la siguiente y la siguiente. Era solo una adolescente, pero ella era muy tenaz, esperaba hasta que salía el sol en la entrada de la casa. Día tras día, incluso si llovía, o si era invierno. Lo hizo cada día durante siete meses. No hubo un solo día en el que no viniera y esperara, a veces solo unas horas, a veces la noche entera.

—Un día hubo esta gran tormenta. No sabemos cómo siquiera hizo para llegar hasta aquí. Le dije a Hani: corazón, no podemos dejarla afuera esta vez.

Ramé | K. SJ - M. YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora