Capítulo 56°: De la armonía en la muerte de una estrella

1.9K 330 310
                                    


De la armonía en la muerte de una estrella


La noche es la mejor representación de la infinitud del universo. Nos hace creer que nada tiene principio y nada, fin.

Carlos Fuentes


¿Puedo desear que un sueño sea eterno?

¿Puedo desear que una hipótesis sea comprobada?

Jin me envuelve entre sus brazos aun en nuestra realidad hipotética y es muy cálido y es el lugar perfecto en el que quiero estar justo ahora, creando un pequeño fuerte que no permite la entrada al miedo ni a nada más que no sea el sentimiento de su pecho contra el mío y su mejilla presionándose contra mi cuello.

Estamos en medio de una calle y es de noche, pero no sé qué día es o qué hora exacta es. Solo sé que aun no han pasado las seis horas, así que no hemos despertado en nuestra realidad.

—¿Sabes qué otra cosa hemos descubierto el día de hoy? —pregunto ronco, corrompiendo la quietud y el silencio que nos rodea. Ambos en pijama, ambos sin haber dormido, con los cuerpos cansados, con marcas de besos en la piel que aun no se han borrado. Quietos, juntos, a medias asustados, a medias sintiéndonos envueltos en fortuna y esperanza.

—¿Qué cosa?

Jin se separa un poco de mí, sus ojitos reflejan el brillo de las estrellas en el cielo y sus mejillas están sonrosadas por el frío del invierno de este diciembre desconocido al cual no hemos llegado en realidad. Sonrío.

Mis manos llegan a la piel de su rostro, cubriendo la mayor cantidad de piel que pueda, esperando transmitirle un poco de calor. Acariciando con mis pulgares su mandíbula, su labio inferior, su barbilla. Él me sonríe de vuelta —Hemos descubierto que aún puedes crecer unos diez centímetros más...eso me pone en una gran desventaja.

Él ríe, y caminamos un poco más porque realmente no tenemos algún lugar al cual ir.

—¿Sabes, Gi? Cuando caí por última vez te dije que ya no era una estrella, que era un humano ahora. Pero eso no era cierto.

Caminamos uno junto al otro, su cabello se mueve con la brisa y su mano toca la mía de vez en cuando, sin agarrarse realmente.

—¿No lo eres?

Niega —No completamente. Estoy suspendido en un "casi" que no puedo definir. Soy un humano, pero no del todo, así que no lo soy. No soy una estrella, pero no es así del todo, así que puede que sí lo sea aún, puede que no lo sea. Soy una casi enana azul, y un casi ser humano.

Las palabras de Jin parecen inofensivas, son relajadas y fluidas y están teñidas con un regusto a dulce, pero cuando miro sus ojos, quizá no es tan sencillo como lo quiere hacer ver.

Quizá le duele un poco.

Estoy a punto de decirle algo cuando su semblante cambia con una sonrisa pequeña —Pero, entre todas las desventajas y ventajas, hay una cosa que, mientras sea una casi estrella, puedo hacer aún.

—¿Hmm? ¿Y eso qué es?

Jin se adelanta un poco, girándose para caminar de espaldas y mirarme con una sonrisa traviesa —Aunque mi cuerpo ya no tenga la energía celestial —ríe —Aun puedo controlar la energía de los deseos.

¿Eh?

No tengo tiempo de preguntar cuando siento que mi cuerpo es lanzado hacia adelante, cayendo con él quien sabe a dónde y quien sabe por cuanto tiempo, cerrando los ojos por reflejo y perdiéndome de lo que sea que haya pasado.

Ramé | K. SJ - M. YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora