Capítulo 45°: De la trayectoria circular de los cuerpos celestes

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De la trayectoria circular de los cuerpos celestes


Miramos las mismas estrellas, pero vemos cosas tan diferentes.

—G. Martin.


Hay segundos que mueren en el vacío del silencio, y se escapan de mi mente como si contarlos no valiese la pena.

Segundos, nanosegundos, milisegundos, realmente no importan.

Descubro que es posible crear barreras de quietud entre sus sombras y la mía, y que las miradas se rehúyen cuando se evita decir algo.

Hoseok parece un reo descubierto en su plan de escape y creo que, tanto Jungkook como Yoongi, tienen la misma expresión que siento cruzando mi rostro: total y profunda confusión.

—¿S-Seokjinnie? Creí que estaban en la sala.

—Estábamos —se apresura Jungkook a responder —pero estaban tardándose demasiado así que nos escondimos tras la puerta para vigilar que no explotaran la cocina.

—Y escucharon... ¿Todo? —Es Yoongi quien pregunta, bajando la mirada a sus manos como si se sintiese culpable de cualquier cosa que hubiese dicho, así que le sonrío en esa corta distancia que parece seguir separándonos, esperando que sepa que entiendo, que entiendo su miedo, que entiendo que su confianza esté junto a mis dedos, pero que aun soy incapaz de agarrarla, y espero que él entienda también, espero que entienda que está bien, que sanaremos de a poco.

Devuelvo mi atención hacia Hoseok, esperando, de igual manera, que mi sonrisa sea comprensiva. Sin embargo, hay una parte de mí que se siente levemente inquieta, como si lo que estuviese a punto de escuchar distara de una conversación calma.

Descubro que, en la tierra, todo el mundo guarda secretos.

—Deberíamos comer primero —Hoseok asiente para sí mismo —será una larga charla y ni siquiera sé por dónde comenzar.




El comedor se queda en silencio mientras almorzamos e incluso si hay un poco de tensión en el aire, podemos respirar con tranquilidad.

Yoongi está sentado a mi lado, con su mano libre acariciando mi muslo de vez en cuando y se siente como un recordatorio de que estamos en el mismo espacio justo ahora. Él a veces gira su rostro y me descubre mientras lo observo fijamente, y es vergonzoso, sé que me sonrojo por ello, pero a él parece no importarle porque me sonríe suave con un leve color rosa subiendo por sus mejillas.

Me gustan los sonrojos de Yoongi porque nunca son demasiado fuertes, demasiado rojos, no son como los míos delatores. No, los suyos son sutiles, como todo él, calmos y secretos, como si solo tuviesen permitido verlos quienes adquieren el permiso de estar demasiado cerca.

Jungkook, por su parte, sigue robándole comida del plato a Hoseok mientras este último finge que está demasiado distraído como para darse cuenta.

Cuando los platos se van quedando más y más vacíos, me quedo pensando, a demasiadas galaxias de lejanía, y no puedo concebir que haya una pizca de mentira en alguna parte del tiempo en el que he conocido a Hoseok, así que solo me acomodo en el silencio relativo de un almuerzo calmo y sigo esperando a que sean sus palabras las que encuentren la claridad que necesito.

—No sabía lo que eras —Hoseok habla de repente, más bajo y tranquilo de lo que le he escuchado alguna vez. Siento a Yoongi tensarse a mi lado y puedo ver a Jungkook dejar ir su plato con los ojos bien abiertos para prestar atención, mientras yo levanto mi mirada hacia el frente, observando directo al rostro incomodo de nuestro amigo.

Ramé | K. SJ - M. YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora