Una noche para dos (Parte dos)

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Vista desde Kotomi.

La mañana fue ocupada por las actividades que Irie tenía planeado, recién despertar fueron a desayunar al lugar favorito de su hija; podía cocinar pero no quería perder tiempo.
Lo siguiente en la lista fue ver el departamento donde vivirían, también se incluye el como lo iban a decorar y la cercanía del trabajo y escuela.

Después fueron a comer algo ligero, estar con su padre se sentía bien y ambos sabían que faltaba alguien, pero sin remedio se rindieron.

Irie -Miro a su hija, esta estaba comiendo con calma, no tenía tanto apetito y miraba la silla vacía a un lado de su hija. Nunca salieron como familia, ahora faltaba una y jamas lo harían. Soltó un gran suspiro para sacudir la pena, funcionó.-; Kotomi, ya que nos mudamos tendremos que empacar y hablar con tu abuela.

Kotomi -Asintió, las papas la mantenían entretenida y no apartó la mirada de ellas.-: Está bien papá, pero no creo que a mi abuela le importe que me vaya. Ya no me hace caso. -Dijo con algo de melancolía, su relación jamás fue buena pero no era para que ambas se ignoraran, aunque lo hacía más la mayor.- ¿Crees que si le regaló algo, me quiera?

Irie -Se sorprendió por la pregunta, pero negó y acarició el cabello de la menor sin despeinarla.-; Ella te ama mucho, eres su única nieta por ahora y su mayor tesoro, como el mío. -Jamás pensó decir esas palabras, pero no estaba mal demostrar cariño tu hija.- Así que tranquila.

La menor sonrió alegre, aunque su cara volvió de nuevo a ser inexpresiva como la de su padre. Estos dos hielos comieron en silencio, decidieron volver caminando a la casa.
El alba ya se escondía apenas, así que se apresuraron al llegar.

Ya imaginaban la casa en silencio, el aire frío de una casa seria y sin la voz de alguien. Pero fue diferente, cuando se acercaron lo suficiente descubrieron que las luces estaban encendidas y un olor dulce inundaba el aire.

Entraron con calma, se escuchaban tres voces que dos pudieron descubrir, dos mujeres y un niño, las mujeres era claro.

Kotomi -Escucho las risas de su madre, su corazón se sobresalto de emoción o miedo, camino para encontrarla.-; Tengo que hablar con ella...Papá. -Miro a su padre con una mirada de súplica, ni siquiera sabía porque el pedir permiso.-

Irie -Asintió un poco, le dedico una sonrisa rápida y le dio un pequeño empujón para animarla. Ellas tendrían que arreglarse, una madre no podía abandonar así de la nada a su hija y sabía que Kotoko la amaba.-: Ve con tu madre..

Kotomi -Está sonrió un poco, corrió a el comedor para saludar a su madre pero esto no fue así. Se sorprendió, un escalofrio recorrió su cuerpo y sus ojos ardieron, que es lo que veía, un niño abrazando un oso, un pastel, su madre y abuela sonriendo.-; ¿Quién es él? -fue lo único que pudo decir, pensó...Ese niño era el que anteriormente vio en el celular de Kotoko.-

Noriko -Ignoro a su nieta, se centraba en darle su regalo a Ichiru.-; Te adelanto tu regalo, mi amor. -Abrazo al niño.-

Ichiru -Sonreía entre el pecho de Noriko, estaba cómodo pero su atención se fijo en los castaños que entraron.-; Abuelita, dime quienes son ellos... -los señaló, la curiosidad le mataba y sonreía feliz.-

Kotomi -Su estómago se revolvió, lo que acababa de escuchar no se lo creía. Ella era hija única, barajó las posibilidades de que su tío le haya dado un primo pero era imposible.-; ¿Abuelita?...¿Papá que es esto? -Quería llorar, estaba nerviosa y no podía entender que estaba pasando.-

Ichiru -la miro sonriendo, seguía con la curiosidad pero ninguno se los adultos hablo...Su madre tenía un rostro serio, el otro tenía un rostro pálido y su abuela lo abrazaba.-; Mamá, esa niña se parece mucho al señor.

Una vida mejor para mi (Kotoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora