Obro la puerta lentamente, aprieto más el bate de beisebol entre mis manos y camino a paso lento, en silencio esperando el próximo ruido sospechoso a las seis de la mañana. Sudo como nunca lo he echo, una cosa es imaginar que esto pase y otra es vivirla. El miedo se cuela por todo mi cuerpo y estoy segura de que mi corazón atravesará mi pecho si el miedo no deja de colarse en mi, me siento tan vulnerable.
Sigo avanzando, como sería natural, en silencio o al menos intentandolo ya que para mi mala suerte el suelo bajo mis pies cruje e indica al intruso justo donde estoy.
Levanto el bate y lo impulso con la mayor fuerza que mis brazos me permiten, ahora si que mi corazón se saldrá de mi pecho y le dará al intruso en la cara. Estoy segura de que este golpe hubiera noqueado a mi oponente hasta que un brazo de metal me impide un ataque directo.
-¿Se puede saber que haces?, por poco te ataco.
Suelta el bate y lo bajo lentamente, mirándolo fijamente asegurándome de que realmente era él.
-¿pues qué crees que lo hacía?, te vas a mitad de la noche, dejándome sola en esta casa de locos, y vuelves en completo silencio- apoyo mis manos en mis caderas y le miro directamente a los ojos- ¿dónde estabas James Buchanan Barnes?
-estaba fuera -¿acaso cree que nací ayer?
-¿haciendo el que? - me cruzó de brazos
Un minuto, dos minutos, tres minutos.
Espero hasta que me cuente lo que estuvo haciendo en mitad de la noche. ¿Tan horrible es que no me lo puede contar? Se supone que soy importante para él y él para mi, ¿entonces porqué le cuesta tanto hablar?
Llevamos cinco meses juntos, cinco meses huyendo de las personas, luchando para que él recupere la memoria y nada, sigue sin confiar en mi. Ya estoy harta de no obtener respuesta en ningún momento, de estar sola cuando quiero y necesito estar acompañada y esto no es solo mi causa, el también necesita a alguien, me lo dijo, me dijo que me necesitaba y ahora resulta que no soy más que un estorbo.
-mira, me voy a la cama, si tienes el coraje suficiente hablaremos mañana por la mañana - tiro el bate de beisebol encima del sofá y me doy la vuelta dejandolo plantado en el salón, en nuestro diminuto salón, pero nuestro.
-espera - me paro en seco, al sentir su mano sobre mi brazo- estaba fuera, en la calle, necesitaba estar solo, mi vida a dado un giro muy grande y todo ha cambiado drásticamente, he pasado de estar encerrado ha estar viviendo con alguien que me cuida, solamente necesito asimilar todo esto, asimilarte a ti- me abraza por la cintura desde atrás - ¿qué te parece si nos vamos a la cama y dormimos hasta tarde?
Me alivia que se abra a mi, es la primera vez en mucho tiempo que me habla sinceramente. Oír esas palabras directamente de su boca hace que inténtarlo a pesar de todo valga la pena.
-por supuesto soldado, después del susto que me has dado necesito un buen sueño.
Llegamos a la habitación que compartimos, antes no éramos así, cada uno por su lado era nuestro lema, ahora dormimos como una pareja de verdad.
Observo como se cambia la ropa como una acosadora, observo como se sienta, se tumba y se cubre con la manta.
Mi momento favorito del día.
Apartir de aquí no hay escapatoria, samos él y yo, nada y nadie más.
Me besa en la frente para luego rodearme con sus brazos.
Y el sueño no tarda en llegar. Es una de las razones por la que duermo con el, el sueño puede llegar rápido y algunas veces tarda unos cuantos suspiros.
Ya me entiden.
Me levanto y el lado derecho de la cama está vacía y fría, significa que él se fue pronto, en su almohada se encierra una nota.
Reconozco su letra y al leer el mensaje una lagrima diminuta se escapa por mi ojo.
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Gracias por leer!!
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