Alzo la mirada sorprendida, inconscientemente paso una mano por mi vestido que está pegado a mi cuerpo como un guante y una cascada de agua fría desciende por mi cabeza haciendome cuestionar muchas cosas, no sabía que el era ese tipo de hombre, el tipo de hombre que trata de esconder la belleza de una mujer.
Yo no escondo su belleza, ¿porqué esconderia él la mía?
-¿cómo?
-estás preciosas, despampanante- abre los brazos de par en par- perfecta, esa palabra, esa es la palabra para definirte.
-¿Acaso, quieres que me quite el vestido?
Estoy a punto de ponerme a llorar, le he entregado todo lo que soy y ahora me esconde de mi misma.
-no, por Dios, no- algo dentro de mi dio un vuelco- ¿Acaso no has oído lo que te he dicho?- me coge de las manos- tienes un brillo diferente, resplandeces tú sola y lo bien que lo haces es impresionante. Eres estupenda y por eso no te quites el vestido, presume, luce, ilumina y enseña todo lo que quieras de la manera que quieras.
Me besa una mano y luego la otra, mientras lo hace observo su pelo que se encuentra bien peinado hacia atrás con sus característicos mechones blancos y en un cierto momento me pregunto que he echo para merecer un hombre tan bueno como lo es él.
-pensaba que me obligarías a quitarme el vestido.
-nunca te haría eso- se acerca a mi oído y susurra unas palabras que desatarían un huracán dentro de mí - ¿te cuento un secreto?
Asiento con la cabeza y espero.
-la única cosa que deseo hacer es quitarte ese vestido, y no precisamente para ponerte otro- un escalofrío recorre toda mi espalda y mis piernas se estremecen.
Pasa la mano por mi espalda y empieza a bajar la cremallera del vestido.
Le detengo, una vez empezado no hay vuelta atrás.
-espera, no seremos capaces de parar en cuanto empecemos y tenemos una cita muy importante - apoyo mis manos en sus pectorales - será mejor que nos vallamos si no queremos llegar tarde.
Suspira y se apoya contra el marco de la puerta intentando recuperar la cordura. Ideando un buen plan, que al final llevaríamos a cabo y que tardaríamos muchas horas en completar.
-llegaremos tarde de todas formas, así que lo mejor es cancelar la cita, marcarla para otro día y seguir con lo que estábamos.
-lo tenías planeado ¿no?
Balancea la cabeza de un lado para otro.
-talvez.
Sonrio y él hace los mismo.
Me pongo de espaldas y dejo que sus manos recorran enteramente mi espalda para que al final vaya a parar en la cremallera.
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