Johnny Storm. Parte 2

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Salí del coche, con las gafas de sol puesta. No quería que nadie me viera llorar y mucho menos que me preguntaran que había pasado y desde luego si algo que de verdad no deseaba era que señalarán mis ojos rojos y lo inchados que están.

Recogí mi maleta y colgué el bolso de mi hombro. Respiré hondo y caminé sintiendo un gran peso.

Pero eso pasó hace cuatro meses.

Ahora me encuentro sentada en un bar esperando mi cita a ciegas.

Al parecer ya era hora de que me atreviera a salir de mi cómoda casa y empezará a divertirme un poco. No juzgo a mis amigos por obligarme ha hacer esto, piensan en mi bien, pero que al menos que me dejen vestirme como quiera no estaría mal.
Porque según su opinión un chandal no es la mejor opción.

Subo la parte delantera del vestido ajustado ante la atenta mirada de un camarero, es guapo, pero eso no significa que pueda mirarme con lascividad.

Cinco minutos después un hombre rubio entra en el bar. Limpio y ordenado que al darse la vuelta me sorprende. Un Johnny totalmente brillante camina hacia mi y abre los brazos de par en par.

-dije que te encontraría- suelta un silbido- pero no me imaginaba que de esta manera.

Se relame los labios y se sienta delante mía.

-Estoy esperando a alguien.

-yo soy ese alguien.

Alzo las cejas y bebo de la pajita negra.

-¿como es que hemos llegado a esto?

-vaya y yo que pensaba oír algo parecido a: oh Johnny, te he eschado tanto de menos, ojalá vivamos siempre juntos- imita un voz femenina demasiado fina- pero en esta vida no se puede tener todo.

-lo mismo digo, responde a mi pregunta.

-dije que te encontraría, no te imaginas lo que me ha costado encontrarte. Mentira, sabía donde estabas desde nuestro primer mes separados. No me atreví ha hablarte.

-hiciste bien.

Los dos nos dedicamos a comer y beber como si el otro no existiera. Pero el problema es que estábamos demasiado conscientes del uno del otro. Su boca parecía tan apetecible y mis ojos iban de los suyos hasta su cuello. No podía soportar estar cuatro meses sin su escencia y eso se notaba, tanto que sonrió y se dirigió a mi escote.

-no sabía que tenías ese gusto por la ropa.

-y no lo tengo, mis amigos me obligaron. Si por mi fuera, hubiera venido en pijama.

Se rió de mi, yo me rio de la suerte que he tenido al encontrarme con el vestida así. He de decir que no me veo mal y me encanta que el me vea de esta forma. Totalmente fuerte después de nuestra relación rota.

-estás preciosa.

-gracias- me levanto dispuesta a irme, si sigo más tiempo sentada observandole temo que me lance a él totalmente desesperada- debo irme.

-¿ya?, apenas hemos hablado.

-nos mantendremos en contacto. Toma, este es mi número.

Escribo en una servilleta y se la paso. No voy a mentir, tenía planeado pasarle mi número al chico con el que me encontrata hoy, por eso llevaba un boli en el bolso. Siempre lista para todo, eso me decía Johnny.

-bien- asiente con la cabeza- hablaremos, y está vez no te cambies de número, si no, no podré molestar.

Su sonrisa balancea algo dentro de mi y me asombro del efecto que tiene sobre mi cuerpo. Nuestros ojos dejan de estar conectados y una sombra se cierne sobre los suyos al mirar como el camarero de antes mi mira de arriba abajo y me toca de una manera que no me gusta nada.

Antes de que me diera cuenta Johnny estaba encima del camarero pegándole un puñetazo. Él camarero dolido por su ataque no dudo en responder. La dos se enzarzaron en una pelea en donde nadie conseguía separarlos. La pelea no se detuvo hasta que Johnny formó una bola de fuego en la mano y lo amenazó con la boca ensangrentada.

Él camarero se apartó y yo me acerqué a Johnny luego de intentar separarlos varias veces gritando y agarrando a Johnny.

-no debiste hacer eso.

-él no debió tocarte- miro como su ojo y su boca sangran al igual que su ceja, al parecer mi mirada despierta algo en él - lo siento, me dejé llevar. Llevo meses tratando de hablar contigo, buscando la manera de no hacerte sentir mal y valorando cada momento en el que te miraba de lejos. Y un idiota te toca como si nada, como si no importaras. Me ha afectado más de lo que pensaba.

Cojo una servilleta y le limpio la sangre aún fresca mientras suelta todo un discurso, que apesar de todo, me llega a lo más profundo.

-te necesito.

Posa sus manos en mi cintura y su cabeza viaja hacia mi hombro. Donde la deposita y mi corazón empieza a latir más rápido de lo esperado.

-Johnny.

-Dios, mi nombre suena tan bien en tu boca.

No pude más y me aparté de él. No para salir corriendo, si no para besarle como si no hubiera un mañana. Siento el sabor de la sangre y como sus manos aprietan mi cintura. Después de cuatro meses sin provar su boca mi lengua busca desesperada la suya, y la encuentra. Aumentamos de intensidad el beso y nos separamos tiempo después por necesidad de aire.

-¿nos vamos?

Miro a la gente que nos rodea, y esa me pareció la mejor propuesta de la noche.

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°one-shots marvel°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora