8. El segundo más importante de mi vida.

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El Gran Comedor estaba precioso. Verde y plata, los mejores colores. Los de mi Casa. Era la séptima vez que ganábamos esta copa seguida. Deberían de poner esta decoración siempre...

Cuando nos sentamos, Dumbledore se disponía a dar un discurso. Empezó a dar los puntos de las casas y, obviamente, nosotros estábamos los primeros. Nuestra mesa estallaba en aplausos. Pero...

Ese viejo chiflado dijo que había que agregar unos puntos de última hora. Los de Slytherin nos quedamos inmóviles. ¿Qué quería hacer?

Comenzó dándoles puntos a Weasley, Granger y Potter. Slytherin y Gryffindor estaba empatados. ¿Qué broma de mal gusto era esta? Pero aquí no termino el espectáculo. Después le dio puntos a Longbottom, ¡a Longbottom!

Todas las Casas, salvo Slytherin, estallaron en gritos. Las serpientes estábamos inmóviles. Era imposible. ¿Esto es justo? ¿Por qué nos querían avergonzar de tal manera? ¿Hasta el director nos odia? Cambiaron la decoración, horrible para mi gusto.

-¿Por qué se alegran los de Ravenclaw y los de Hufflepuff si también han perdido?- pregunté a Nott.

-No se alegran de que haya ganado Gryffindor, se alegran de que haya perdido Slytherin.

Creo que este fue ese segundo. Ese segundo en el que tu vida da tal giro, que no te reconoces ni a ti misma. Ese segundo en el que me di cuenta en que los de Slytherin éramos los malos de la película. Teníamos que ser odiados por todos y, para el gozo y disfrute de los demás, teníamos que ser humillados. ¿Así van a ser los seis años que nos quedan en Hogwarts? Solo somos niños inocentes... Bueno, ahora somos serpientes cargadas de veneno que reculan dispuestas a atacar...

Las notas fueron bien, pero los Slytherin no estábamos contentos. Nos habíamos vuelto más fríos con los demás, mucho más que antes. Solo hablábamos entre nosotros. Si hablas a alguien de otra Casa, eres un desertor. Creerán que somos gente sin corazón, pero la unión que vi en la Sala Común después del tongo de las puntuaciones... fue increíble. Estoy segura que eso nunca ocurriría en otra Casa. Ahora lo digo muy alto... Me siento orgullosa de ser de Slytherin.

En el tren, me puse en un compartimento sola con Nott y Sky. Nott no leía, algo que me extraño. Solo miraba por la ventanilla como el paisaje cambiaba. Yo acariciaba a Sky, y este me devolvía algún ronroneo.

Volviendo la vista atrás siempre me pregunto lo mismo. En ese momento, le hice esa pregunta a Nott, pues era el único que me conocía de verdad.

-¿Me he vuelto mala persona?- le pregunte.

-No.- dijo serio, mirándome a los ojos.- Te han hecho mala persona.

Nott era muy maduro para tener 11 años y, cuando me lo dijo, no entendí mucho esa respuesta.

Un tiempo después, lo comprendí.

La Slytherin de dos carasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora