2. Theodore Nott.

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Me despierto muy temprano. ¡Estoy muy nerviosa! Aun es muy pronto y probablemente mis padres duerman.

No sé qué hacer. Ya no puedo dormir y empiezo a mirar si he metido todo en el baúl. Mientras, mi gato Sky me mira adormilado desde la cama. Seguro que piensa que estoy loca y a veces pienso que lo estoy.

Esta todo en el baúl, así que me tiro en la cama con Sky. Puede que me venga bien pensar en lo que me puede pasar hoy. Tengo que estar preparada para todo.

Por lo que padre me ha dicho, cuando llegas te seleccionan en una de las cuatro casas de Hogwarts. Padre quiere que vaya a Slytherin, como él, pero madre dice que yo sería más Ravenclaw, como ella. En realidad no sé cuál es la diferencia entre una casa y otra, pero me gustaría que me tocara en una de las casas en las que estuvo mis padres.

También tengo que pensar en mi don. Tengo que esconderlo en todo momento. Lleno mi cabeza con notas mentales tipo: "No dar la mano al saludar", "No pasar muy cerca de la gente, por si los rozo" o "Cuando coma tengo que tratar de sentarme a una distancia de seguridad con el de al lado".

Tengo que andar con mucho cuidado y que no se note tampoco que soy una rarita, pues nadie querrá ir conmigo sino. Si alguien descubre mi secreto, puede que si se entera mi padre me saque de Hogwarts.

Voy a vestirme. No sé que ponerme, pero unos vaqueros, una camiseta normal y unas zapatillas es una buena opción. Además cuando llegue allí me tendré que poner el uniforme, por lo que no me voy a arreglar para nada.

Ya es la hora. Salgo de mi habitación y desayuno. Padre decide que vayamos en el coche. La mansión esta a las afueras de Londres, pero no tardamos mucho en llegar a King Cross.

Probablemente, sino fuera por mis padres, no hubiera encontrado el andén nueve y tres cuartos. Cuando voy a pasar, tengo miedo de estamparme pero lo paso sin ningún rasguño. Al pasar veo a un montón de chicos y chicas despidiéndose de sus padres en la estación.

Ya tengo ganas de subir al tren. Me giro para despedirme de mis padres sin contacto físico.

-¿Algún consejo?- pregunto nerviosa.

-Sé tú misma.- dijo madre, tocándome el hombro tapado por la manga de la camiseta.

-Aléjate de las personas que no te sean de fiar y deja que Sky te proteja.- dijo padre mirándome a los ojos.

Ya eran casi las once y subí al tren. Tuve bastantes dificultades para subir el baúl, pero unos chicos mayores que yo me ayudaron. Intenté mantener las distancias y lo conseguí, gracias a Merlín. Encontré un compartimento vacío. Cogí un libro para leer en el viaje y saque a Sky del jaulón, ya que estaba bufando porque no le gustaba estar encerrado.

Empiezo a leer y Sky se acurruca en mi regazo. Un rato más tarde de haber salido el tren, alguien me interrumpe.

Un chico de mi edad llamaba a la puerta del compartimiento.

-¿Puedo quedarme aquí?- dijo el chico.- En mi anterior compartimento solo había idiotas...

Solo asentí y el chico se sentó. No dijimos nada y, al igual que yo, se puso a leer. De vez en cuando echaba miradas furtivas para saber más de mi compañero de viaje. Era un poco más alto que yo, pelo castaño y ojos color café. Por la expresión de la cara se le notaba indiferente por todo lo que pasaba a su alrededor.

Ahora que caigo, ni nos habíamos presentado. Quería decirle mi nombre, pero me daba un poco de vergüenza.

-Soy Theodore Nott.- dijo el chico sin levantar la mirada del libro.- Pero me llaman Nott.

-Yo soy Iris Moon.- dije preguntándome si el chico podía leer la mente.

Hubiera seguido leyendo si no fuera porque por la puerta entraba una chica con el pelo enmarañado.

-¿Habéis visto un sapo? Un chico lo ha perdido...

-No hemos visto nada, lo siento.- dije.

-Seguiré buscando... Por cierto, soy Hermione Granger.- dijo la chica mientras me ofrecía su mano.

-Yo Iris Moon...- dije sin darle la mano y volviendo mi mirada al libro.

La chica volvió a salir y debió de pensar que era una maleducada. No podía arriesgarme.

-¿Tú también te has dado cuenta?- me pregunto Nott, sin levantar la vista del libro.

-¿De qué me tenía que dar cuenta?- dije, incrédula sin saber que me quería decir.

-De que era una sangre sucia. No te hagas la tonta... Lo has sabido y no le has dado la mano.

No dije nada. No me había dado cuenta de que la chica fuera una sangre sucia, pero si es una buena excusa para explicar por qué no le he dado la mano, me sirve.

La Slytherin de dos carasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora