La Slytherin de dos caras

37. Preocúpate por sobrevivir.

-¿Mamá?- murmuro al verla entre tanto mortifago en el salón. Pero claro, ella también lo es.

-¡Iris, cariño!- viene hacia mi y me abraza, con todo el cuidado del mundo de no tocar mi piel.- Estás tan grande...

-Hacía tiempo que no nos veíamos.

-Soy una mala madre, te he abandonado...

-Dejemos eso atrás. Ahora importa el presente y lo que venga.- digo, mirándome el brazo tapado, justo el lugar donde se encuentra la marca.

-Lo harás bien.- dice mirando a los lados, para después pasar un murmuro casi inaudible.- Pero preocúpate más por sobrevivir.

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Llevaba media hora esperando en el abandonado Callejón Diagon. Estaba sola, como habíamos quedado para ir a Borgin y Burkes. Pero el "señorito" llegaba tarde...

Me estaba hartando ya, así que voy a darme una vuelta. La mayoría de las tiendas, desde la vuelta de Voldemort, habían cerrado por temor. Sin embargo, una en concreto iluminaba el callejón: la de Fred y George.

Decido por entrar, pero cuando toco el pomo recuerdo a Fred, ¡y el beso! No lo había vuelto a ver desde entonces. ¿Cómo actúo con él? Haré como si nada, como si no hubiera pasado. Así que, entro.

Aún era más fantástica por dentro, con un montón de artículos de broma diversos. No era una gran fanática de las bromas, pero todo lo que habían montado los pelirrojos, era digno de admiración.

Estaba llena de gente, la mayoría alumnos de Hogwarts por lo que me sonaban de vista. Como no, ningún Slytherin.

Casi todos eran de Gryffindor y algunos me miraban raro, pero en la puerta no ponía nada de "Slytherin no pasar".

Iba curioseando todo, pasando de los demás.

-¿Buscabas algo?- dice una voz a mi espalda. Al darme la vuelta, es uno de los gemelos y, por su sonrisa con sorna, seguro que es Fred.

-Solo miraba.- digo dándole la espalda de nuevo. Pensaba que sí, pero no podía hacer como si nunca me hubiera besado. Por lo que un leve rubor adorna mis mejillas.

-¿Qué tal todo?- me vuelve a preguntar, cuando su gemelo se va.

-Bien...- "salvo que soy mortifaga..."- Vosotros ya veo que también bien. Está genial la tienda.

-Sí, nos ha costado, pero todo nos va genial. Es una pena que este año no te podamos torturar en Hogwarts.

-Una pena, me tendré que acostumbrar...- digo sarcástica, a lo que él lo pilla y nos reímos.

Veo a lo lejos a Draco y a su cara asqueada. Bien, me estaba buscando.

-Me tengo que ir ya.- le digo a Fred antes de irme.

-¿Y no compras nada? Contigo no tengo beneficios...

-A la próxima.- le sonrío.

En cuanto termino de despedirme, me voy hacia Draco.

-Te he estado esperando mucho tiempo, ¿qué ha pasado?

-No es asunto tuyo, Moon. Vayámonos de aquí ya, no aguanto a esta gente...

En silencio desde que salimos de la tienda, llegamos a Borgin y Burkes. Inspeccionamos el armario evanescente, quedándonos con todo para arreglar el de Hogwarts. Este funcionaba a la perfección, pero el otro no. Y arreglarlo era nuestra misión.

En nada volvíamos a Hogwarts.

En nada seríamos de verdad mortifagos.