Un Mundo Sin Ti [CASTELLANO]

Prólogo

POV HIPO

<<Mema, tu hogar. El hogar de tus abuelos y de sus abuelos primero. El hogar de toda esta gente que te va a seguir cuando seas mayor y te conviertas en jefe. El hogar de tu futura esposa y de tus futuros hijos, que luego gobernarán Mema. Tu destino es encontrar la paz. Tú eres el destino de toda esta gente, de Mema. Y sólo tú puedes elegir tu destino.>>

Esas fueron las palabras de mi padre que, a mis cinco años de edad, quería que las aprendiera.

Era raro que a los cinco años alguien ya se preocupe por su matrimonio, pero es normal si eres el hijo del jefe. Desde que tenía cuatro años me he estado imaginando mi futuro con alguien, con Astrid, en específico. Pero siempre me recordaba a mí mismo que no era lo suficientemente bueno para ella.

Esa chica, de cabellos de oro y los ojos como el mar, me tenía loco desde que teníamos cuatro años.

Siempre que la veía me escondía. Yo soy muy tímido y no me gusta mucho el contacto físico y visual. A veces mi mentor Bocón, que sabe que siento algo por Astrid, me anima a hablar con ella y me da ese empujón que necesito para poder hacerlo.

*flashback de hace unos días*

POV NARRADOR

Hipo y Bocón estaban trabajando en la herrería en unos nuevos modelos para armas de combate más efectivas. Como Hipo todavía era muy pequeño para manejar las herramientas con las que trabajaba Bocón, él sólo le pedía las cosas que necesitaba y él se las traía. A veces incluso le dejaba que cogiera el martillo pesado y le guiaba la mano para darle la fuerza necesaria.

De repente, una rubia ojiazul se acercó a la fragua con su mini hacha.

−Hola Bocón. –saludó alegremente.

−Hola hermosa. –saludó Bocón mientras seguía trabajando. - ¿Qué te trae por aquí, Astrid?

−Quería preguntarte si me podrías arreglar mi hacha.

−Claro, ¿qué le ha pasado? –dijo mientras la examinaba.

−Estaba entrenando en el bosque y... -se fijó en la sombra que había escondida detrás de un armario. - ¿Hipo? ¿Eres tú? –preguntó intrigada.

Hipo salió de su escondite y se puso al lado de Bocón con las manos detrás de la espalda.

−Hola. –dijo algo tímida.

−Hola. –dijo Hipo sonrojándose.

Después de unos segundos Bocón vio que ninguno decía nada y suspiró con hartazgo.

−Hipo quería preguntarte si querías quedar con él algún día. –rompió el hielo. –Si puedes, claro.

Hipo se puso nervioso y se puso aún más rojo. No quería que Astrid le viera así, así que se tapó la cara con las manos.

−Claro. –contestó sonriente.

Hipo se sorprendió y levantó la cabeza para mirarla.

− ¿E-En serio? –preguntó tímidamente.

A decir verdad, él se esperaba que dijera que no. Pensaba que no quería estar con él porque no se le daba bien los entrenamientos que hacía ella.

−Sí. ¿Por qué no?

−A-Ammm.

−Genial, ¿cuándo quedaréis? −preguntó Bocón alegre. Se alegraba mucho por aquel pequeño paso que había dado Hipo...Bueno, más bien que él había ayudado a dar.

−Mmmm... ¿Qué te parece mañana después de comer en mi casa?

−E-Eeeh...Vale, sí. Ge-genial. Perfecto. −intentó decir alegre, pero tímidamente. Cuando Hipo se pone nervioso suele tartamudear bastante. Es algo que nunca cambió en él.

−Pues mañana entonces. −dijo sonriente. − Adiós Bocón. Adiós Hipo. –se despidió mientras se iba.

-Mañana te devuelvo el hacha como nueva, preciosa. –añadió Bocón.

−A-Adiós Astrid.

Notó que su corazón se fue con ella. Tenía unas ganas casi incontrolables de correr hacia ella y abrazarla, pero él no tenía la suficiente valentía para hacerlo.

Pensándolo se le aceleró la respiración. Acababa de pasar por una situación muy tensa para él. Y, sin darse cuenta, se desmayó.

*fin del flashback*

Hipo estaba preparándose tanto mental, como físicamente en su habitación. Estaba demasiado nervioso, no podía estar así con ella. Tenía que calmarse.

−Hipo, respira hondo. –se dijo a sí mismo. Respiró profundamente. −Aaaaajjjjj... ¿Por qué es tan complicado?

No dejaba de dar vueltas en círculo angustiándose cada vez más. De repente, su padre Estoico abrió la puerta de su habitación. Hipo se sobresaltó y se intentó poner de forma relajada. Se apoyó en el poste de la cama y puso la otra mano en su cintura.

− ¿Hipo? ¿A qué viene tanto...? −intentó preguntar.

−Ve-verás. E-Es una tontería... −dijo intentando disimular su nerviosismo, pero todo el mundo sabe qué sucede cuando Hipo tartamudea. Es una de las cosas que más lo identifica.

− ¿Astrid? –preguntó con seguridad entrando en la habitación y acercándose a él.

−Eeeem...Sí. –admitió apenado.

− ¿Vas a quedar con ella? –preguntó seriamente.

Hipo lo miró y agachó la cabeza.

−...Sí... −dijo en bajito.

Estoico se acercó del todo a él se agachó a su altura. Hipo levantó la cabeza. Y se puso nervioso al ver que la expresión de su padre le pedía una explicación. Hipo tenía deberes como heredero. Por decisión de Estoico, tenía que asistir a las reuniones del pueblo, sólo para observar cómo lo hacía su padre, y en algunos casos ser el anfitrión junto a su padre de algunas celebraciones, como uniones vikingas. No tenía tiempo para amigos... ni novias.

−Lo-lo sé, papá. Lo siento. E-Es que...

−Hijo, cuéntamelo, tranquilo. –le puso las manos en los hombros y lo miró sonriente. Hipo lo captó al instante.

−Sé que no debería de sentir nada por nadie aún... −dijo arrepentido.

−Hipo, nadie decide de quién se enamora. La vida es...confusa a veces. Y te da sorpresas...como enamorarse de una vikinga que es todo lo contrario a ti. –dijo tiernamente.

Hipo sonrió y se ruborizó ante aquel mensaje de su padre sobre el amor. Miró al suelo. No podía mirar a los ojos a nadie ahora mismo. Estoico se rio suavemente y se levantó para irse.

−Hijo, te voy a dar un consejo de padre. –dijo en la puerta. –Relájate un poco, que no muerde. –dijo con tono gracioso y cerró la puerta.

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Hola corazones <3 Esta es mi primera historia en esta cuenta. Esta historia no será un One Shots, pero igualmente está interesante [en mi opinión]. Ojalá os guste tanto como me gustó a mi escribirla.

Bueno, espero que le deis una oportunidad a esta historia. <3 

¡Nos leemos! <3

^JH^