1(No se debe jugar)

1.2K 149 48
                                    

Euri

El techo es blanco, las luces me enceguecen un poco, pero no lo suficiente para hacerme cerrar los ojos. La voz de mi psiquiatra, el señor Rocker, hace eco, pero no le estoy prestando la atención que debería; mi mente se encuentra lejos, específicamente sobre la pesadilla que tuve ayer en la noche.

Sangre...

— ¿Euri? —Escucho que repite mi nombre una vez más, pero no es hasta que chasquea sus dedos en mi cara que me hace reaccionar. Me incorporo en el diván y giro a mirarlo, con una mueca de pena—. Creo que por hoy, ha sido suficiente. Te veo dentro de dos semanas, ¿Está bien?

Asiento, mordiendo mi labio inferior antes de colocarme de pie. Mis rodillas truenan cuando me acuclillo para tomar mi mochila, y me despido con un ademán de mi médico de confianza.

Afuera, el clima es frío y anuncia una buena cantidad de agua en las nubes oscurecidas. Pero no le doy la atención suficiente hasta colocarme mi casco sobre mi cabeza, luego, subo a mi moto, la enciendo y repaso lo sucedido en esta semana.

El lunes arrestaron a Fred, los días consiguientes no fueron de mucho interés, y hoy, hemos regresado a viernes nuevamente.

Y estoy que trepo por las paredes.

Maldita Jessica y su deseo de humillarme.

Cierro los ojos antes de poner mi atención en la carretera, mi camino a casa es corto, sin ningún imprevisto no deseado. Cuando aparco la moto y me quito el casco, voy de camino a la puerta cuando se abre. Mis pies parecen de plomo cuando, justo en ese momento, de allí sale Kail. Se acomoda su chaqueta antes de mirarme y frenar sus pasos en seco.

¿Por qué actuamos como unos tontos?

Sacudo mi cabeza lado a lado, antes de caminar como si el momento anterior no hubiera pasado. Él, por igual, se repone y empieza su marcha hasta encontrarme en el camino. Mis ojos buscan los suyos sin poder evitarlo, y reprimo un suspiro cuando sus grises se cruzan con los míos.

—Hola. —Es lo que dice, inclinando un poco la cabeza a un lado.

Asiento—, hola.

Y ahora... ¿qué sigue?

Muerdo la comisura de mi labio, antes de caminar cuando todo se vuelve silencioso, pero su mano se posa en mi brazo. Él se aleja rápidamente, y yo siento mis mejillas tomar color; el choque eléctrico que sentí, a leguas él también.

¡Estamos actuando como unos putos críos!

— ¿Irás hoy?

Asiento, con una mueca—. Debería.

— ¿Te... vengo a buscar a la misma hora?

—Yo... —Hago un mohín—. Lo siento, me iré con Harry y Liam.

—Ah. —Su cara cambia, antes de desviar los ojos hacia su auto, que se encuentra aparcado al otro lado de la calle. ¿Tan distraída estaba que no lo vi?— Entonces te veo ahí.

Comienza a caminar, pero esta vez soy yo quien lo detiene.

— ¿Qué hacías... —miro mi casa— allí?

—Uh, hablaba con tus padres.

—Ah, ya.

¿Y sobre qué si se puede saber?

Parece que pensé en voz alta, o quizás, mi rostro era puro cuestionamiento porque decide responder—: quise comentarles sobre un asunto. Algo sin importancia.

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora