20(Máscaras)

745 99 12
                                    

Euri

Madi se marcha.

Y yo me quedo asimilando todo lo que me contó, sin digerirlo.

Para mí, lo que me ha contado no tiene ni el más remoto sentido, pero mientras más lo pienso y lo pienso... encuentro las conexiones en cada lugar, encuentro que en parte, su información encaja.

Esto de la chica muerta; de la que según Madi era su mejor amiga, me tiene el cerebro trastornado. Porque, entonces, me hace pensar que Bruce, Harry, Jared, incluido el mismísimo Mateo que ha aparecido de la nada, tiene algo que ver. Quizás esto fue el motivo por el que tanto Bruce como Kail se pelearon, quizás es por eso. Pero eso de "Está en el pasado", me pone en hilo de juicio.

Entonces, también está esto de que todos me usan. Pero me usan para qué y por qué.

Estoy por entrar a mi casa de nuevo justo en el momento que un auto se detiene en la calle. No reconozco el modelo, pero sí a la persona que se baja y camina con paso decidido hacia mí. Su rostro me es diferente a la foto, pero ahí está, es Rosalinda.

Me mira fijamente, yo hago lo mismo al tiempo de soltar un suspiro.

—Sé que necesitas mi ayuda —musita, bajando el tono de su voz y desviando los ojos—, es lo que Ester me pidió si algo le ocurría.

Asiento, sintiéndome de repente muy incómoda. ¡Ha llegado de la nada!

—Está bien...

—Buscaremos a Molly, juntas, ¿Bien? Y cuando demos con ella y se haga lo que se tiene que hacer, te vienes conmigo sin mirar atrás. Harás lo que tu hermana no hizo a tiempo. Estoy aquí, arriesgando mi vida porque se lo prometí... —hace una pausa, suspirando—, y una cosa más, no quiero que nadie sepa que estoy aquí, nadie. —Asiento, sabiendo que incluye a todos en general. Luego, estirando su mano y tomando la mía, deposita sobre ella lo que me parece un papel—, está es la dirección de donde me estoy alojando. Ve a visitarme mañana en la mañana —Bajo la mirada hacia mi palma—, hablamos y te explicaré todo lo que pueda y esté a mi alcance. Pero recuerda, nadie debe saber que estoy aquí.

Vuelvo a asentir, aún en estado de Shock. Primero la conversación con Madi, y ahora Rosalinda, que aparece de la nada con su cabello cenizo, me habla y me dice que me prestará ayuda, me tienen con el cerebro confundido.

— ¿Quién te pidió que vinieras? —Pregunto—, ¿Quién te dijo que necesitaba ayuda?

—El tiempo —Sonríe—, y Kimberley.

El nombre de la rubia que me interrogó hace tiempo me deja consternada. Sus palabras hacen eco en mi cabeza y parece que nunca va a parar.

¿Ella? ¿Precisamente ella?

—Es hora de que sepas las verdades, Euri. Pero debes colaborar con nosotras, o no funcionará.

Ahora, ¿debo confiar o desconfiar?

Parece que lee mentes, porque hace una mueca y con voz suplicante, me pide que crea en ella, que confíe y que me prepare para lo que se viene. También, mientras suelta un suspiro, me dice que quizás, no lo resista.

Pero me digo que soy fuerte, porque soy fuerte.

Intentaré ser fuerte.

Y evitaré ser tan crédula hasta no tener las pruebas de todo en la mano.

[XXX]

Tiempo más tarde, cuando me abro paso para llegar hasta la entrada de The House, mi ceño se frunce al ver a muchos con máscara en sus rostros, de manera tal que, mientras espero mi turno para escupirle —o ya quisiera yo— a Jessica, me doy cuenta de que hay dos máscaras iguales en diferentes personas. Mis ojos se encuentran con la pelirroja, que, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja, me sonríe y me extiende una máscara plateada y con escarcha dorada, en forma de una mariposa.

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora