24(Nido)

735 109 11
                                    

Euri

Estoy de vuelta, así que se podría decir que estoy tan loca como cada miembro para regresar. Para que, a pesar de todo lo que he vivido, esté aquí de nuevo. Pero ése es el juego, ¿no? Y yo debo hacer su juego el mío.

Así siga doliendo, debe ser mío.

Es por ello que cuando entro, pasé desapercibida a la vista de Jessica y del resto, respiro hondo.

Ahora que sé que Jessica nos miente a todos, no me sorprende que le haya mentido al resto de nuevo. Casi me comía el mundo, casi explotaba en mil pedazos, pero Mark, que fue el primero en enterarse, me pidió calma, mucha calma.

Sí, bastante estúpido de mi parte volver a confiar en Mark, pero ahora no sé qué hacer, no sé nada. Sólo llevo en mi mente mi conversación con Rosalinda y Kimberley, y en caso de que todos me mientan, tengo un arma, puedo aprender a usarla en ellos, ¿no?

«Claro que puedes, con todo el derecho del mundo. Puedes clavarle una bala en la frente a quien te caiga mal.»

Por alguna y extraña razón, la primera que pasa por mi mente es Jessica, y eso me hace sonreír.

Una vez que me encuentro en la zona rodeada de gente, busco a Lucy entre los demás, luego a Aarón, al cual encuentro sobre el escenario, con una portátil sobre una mesa y comienzo a caminar hacia él, pero al final me desvío y camino con paso apresurado hacia Harry. El susodicho me mira, dando una leve sonrisa, pero la dichosa muere, cuando, de un sólo golpe, se la quito de la cara. Y aunque la mano me dolió horrores, se siente muy bien haberlo hecho.

—Eso, es por verme la cara de idiota todo éste tiempo —Gruño, sintiéndome en parte satisfecha cuando la impresión y la incredulidad se refleja en su rostro—, ¿Qué pensaste, Harry? ¿Creías que nunca me iba a enterar?

Él no responde, permanece en silencio por un rato hasta que, cuando me acerco un paso más, reacciona y se echa hacia atrás, leyendo mis intenciones de acometer con otro severo golpe.

Es que me lo como a palos, ¡lo jodo!

— ¿Ya...?

—No —Le interrumpo, volviendo a avanzar. Con el dedo índice golpeo su pecho, furiosa— Perdí muchas cosas de real importancia por tu maldita culpa —le siseo, notando algunas miradas curiosas sobre nosotros—, llegaste a mí, con unas intenciones bien hijas de puta, fingiendo ¡Maldito descarado! —Me vale un bledo lo que estén pensando los demás ahora, pero estoy furiosa, más que furiosa—. Eres un hijo de puta y maldita bruja Madre —y, al decir ésa última palabra, parece que la capta. Su rostro cambia, y su mano me apresa el brazo con fuerza justo al tiempo de arrastrarme lejos del gentío chismoso. Ambos subimos las escaleras, y, cuando por fin salimos de la casa, nos miramos a los ojos con rivalidad—. Eres un manipulador hijo de puta.

Harry me da una sonrisa, una que se asienta en mi estómago de la peor manera. Es que, ¡Como le odio!

—Vale, ya, aquí sí puedes gritar y maldecirme todo lo que quieras.

— ¡Es que te mato, descarado de mierda! —Arremeto, colérica—, ¡Eres un hijo de puta, mentiroso!

—Sabía que eras una grosera, pero te estás pasando.

Su comentario no hace más que provocarme, de manera que me sacudo y, nuevamente, giro su rostro con un certero golpe de mi mano empuñada. Mi sorpresa es grande cuando se limpia la comisura del labio, la cual sangra, y a decir verdad, el dolor que siento en mi mano me vale verga. Ahora, justo ahora, estoy furiosa.

—Vale, bien, te explicaré todo —Dice, aunque lo hace con mofa—, pero dime algo, ¿Rosalinda?

En vez de darle una respuesta a su pregunta, lo insulto—: Cabrón descarado.

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora