34(Te amo)

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Euri

Bajo del auto de Harry con un nudo en el estómago, y me detengo a mirar todo disimulando el nerviosismo que crece y aumenta de tamaño en mi vientre bajo. Hago como si no pasara nada, y me siento sobre el maletero del auto, mientras Harry se acerca a mí y enciende un cigarrillo. Ambos en silencio miramos la estructura de The House, sabiendo que es momento y la hora para descubrir la verdad.

Y, no por nada, siento los nervios hervir dentro de mí.

Los días de prueba ya pasaron. Las cámaras de vídeo fueron Hackeadas y, para buen gusto de Kimberley, parece que nadie se ha dado cuenta de ello para reportarlo, cosa que la llenó de orgullo e hinchó el poco pecho que posee. Por otro lado, Rosalinda me ha dado una exhaustiva charla sobre la casa, sus puntos, sus habitaciones, su... todo lo que ella pudo. También probamos los audífonos, que no eran nada más que pequeñas bolitas que se colocaban en el oído y que permanecían allí con firmeza debido a una especie de pegamento. Probamos lo que pudimos y, a pesar de que Rosalinda y Kimberley estarían del otro lado diciéndome qué hacer y cuál camino tomar, por pura precaución me tomé el tiempo y la dedicación de aprenderme el mapa y las instrucciones. Con todo eso listo, la noche del viernes llegó con velocidad, y ahora me encontraba allí, con ganas de saber cómo se definiría mi destino, y era consciente de que, para bien o para mal, lo tomaría a como diera lugar.

Y si uno de mis destinos paralelos era terminar entre los dientes y las fauces de Guardián, esperaba de corazón que éste no fuera el caso.

Suelto un suspiro cansino mientras veo en la entrada a los integrantes pasar. Mis manos picaban y las sentía empapadas en sudor, igual mi nuca, que a pesar de haberme peinado en una coleta alta, dejaba escapar mi nerviosismo de manera desagradable. Me remuevo sobre mi trasero, mirando mis pies al tiempo de morder mi labio, y reconozco la camioneta en color negro que se estaciona dos carros más alejados que el Audi.

Kail, el dueño de mis palpitaciones, baja de su HUMMER y escanea con sus ojos el perímetro, para luego detenerse en mí y en mi acompañante. Su mandíbula se tensa, incluso veo cierto desagrado, pero no duda ni un segundo en acercarse hasta nosotros. Harry le da una calada a su cigarro, mirando como los demandantes pasos de Kail se precipitaban hacia nosotros. Cuando el ojos grises se detuvo, Harry por pura maldad exhaló el humo en su rostro, eso pareció molestarle, pero decidió ignorarlo y acercarse más hasta mí.

Me miró y yo lo miré, en silencio, añorando éste pequeño momento en íntimo que compartíamos. Y me dije a mí misma que no podía molestarme con lo que hizo.

Sí, joder, me drogó y no conforme con ello tuvimos sexo en dónde le di mi primera vez. Sí, fue algo bastante duro de digerir. Pero no puedo, aunque tengo cierto derecho, de reclamar, gritar, patalear y de ser posible arañar su rostro, para hacerle hincapié que lo que hizo, por mucho que haya sido para salvar mi vida o no, no fue la manera correcta. Porque por supuesto que no la fue, pero como era obvio y daba a demostrar, mi personalidad no me exigía ser una persona dramática, en donde llevaba ésta situación al extremo.

Así que no, no hice aquel drama que quizás muchos hubieran hecho.

Pero algo sí que llevo en claro, lo primero, es que de haberlo hecho, me hubieran dicho que ante todo lo había hecho para salvar mi vida, es por ello que como no lo hacía, me llamarían estúpida por no darle como se merecía.

Aunque llevaba las de ganar, cierto que no hice ese dramático momento de llevarlo a más, pero estaba haciendo algo, que para Kail resultaba mucho peor:

La indiferencia.

Lo que, a raíz de mi acompañante, creaba los celos.

Y por ahora, sentía que con eso me pagaba y me daba el vuelto.

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora