29(No me mentiste)

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Euri

Cuando Kail aparcó el auto en una zona desconocida para mí y bajaron, las palmas me sudaban. No sabía si era correcto seguirlos, pero acá estaba y tenía el derecho de saber lo que me ocultaban. Por lo que, con el mentón alzado, salí y pisé la tierra. Me fijo en los demás autos aparcados alrededor, pero frunzo el ceño al ser consciente que no hay nadie. Siguiendo a Harry y a Kail por el angosto camino, analizaba mis alrededores. Los árboles de gran tamaño nos rodeaban, la espesura del bosque era sorprendente y, cuando nos detuvimos, me di cuenta de la enorme fogata que había a una distancia de nosotros, al igual que la resonante música electrónica.

Fruncí aún más el ceño, ¿Esto era una fiesta?

Al llegar al punto de encuentro, muchos se acercaron a nosotros, pero sólo saludaban a los otros dos mientras que a mí me daban miradas curiosas. Mi nerviosismo aumentó cuando localicé a Mateo sentado sobre el capo del auto que daba la música, y me sonrió, alzando su bebida en mi dirección.

Me tensé.

— ¡Kail! —El chillido me hizo mirarlos, y me paralicé cuando una castaña se le echó encima y le besó la mejilla, muy cerca de la comisura—, pensé que no vendrías.

La sonrisa de mosca muerta en sus labios me cayó mal, toda ella lo hizo. Sus ojos verdes se encontraron con los míos y su sonrisa murió allí, o al menos falló un poco hasta desaparecer por completo. Me gustó el hecho de que yo tampoco le caí bien de buena a primera, me encantó.

—Hola, Naila —Asintió en su dirección el ojos grises, separándose de ella. Harry sólo le dio una mirada, antes de mirarme a mí con la burla plasmada en sus pupilas.

—Hola, para ti Harry —el mencionado se limitó a saludarla con el mentón. Se giró a mí, con su nariz fruncida—, Y, ¿Tú eres?

—Euri.

Su mirada me lanzó dagas, que devolví con fusiles y disparos.

—Bien. —Volvió su rostro a Kail—, la fiesta está genial. Vamos —lo tomó de la mano y lo arrastró hacia los demás. La fulminé.

—No te sientas tan mal —La voz de Harry hizo eco, y su mano en mi brazo me incitó a caminar—, ella tampoco me cae bien. Es una perra, tranquila.

—Pues eso se le ve.

—Dime, ¿Habrá una persona que no se gane tu odio?

— ¿Quieres ganarte mi odio? —Me doy la vuelta para verlo, pero él sólo sonrió.

—No te preocupes, sólo ve a Kail como su nueva conquista de esta noche —caminó conmigo, a lo lejos pude ver a su mejor amigo con la chica y otro grupo.

— ¿Qué hacemos aquí?

—Una fogata, son típicas en los Retos.

—Y, ¿Qué es uno?

— ¿Cómo defines la palabra «Reto», Euri? —Fijé mis ojos en él—, pues eso es. Cumplen retos que se impongan, arriesgados o no, como ellos quieran. Se divierten de esta manera.

— ¿Es sano?

Las comisuras de sus labios se alzaron un poco.

—Depende del reto, Euri —se dejó caer en un tronco, yo lo hice a su lado. No es como si le tuviera agrado, sólo lo hacía porque no conocía a nadie y tampoco tenía intensión de charlar con alguno—. Algunos lo son, otros no.

— ¿De eso se basa un Reto?

—No, ellos lo lleva al extremo.

Miro mis manos entrelazadas, con una mueca en mis labios. ¿Cosas extremas?, por eso... ¿la mejor amiga de Madi...?

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora