3(Inocencia Injustificada)

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Euri

Espero a que la mujer tome mis datos y me entregue un carnet para poder entrar. Regresar aquí, me incomoda, pero lo hace aún más el hecho de que es porque vengo a visitar a mi mejor amigo.

Dios, esto es una tortura.

Conociendo el camino, lo recorro sin problemas hasta detenerme en el pasillo en donde Fred se encuentra, mis pasos resuenan por el lugar y, frente a un escritorio y tras las rejas, se encuentra mi castaño amigo. Alza la mirada al sentir mi presencia y yo le sonrío, viendo cómo se levanta de la pequeña cama en donde descansaba y se acerca hasta mí, agarrando los barrotes con fuerza.

Suelta un suspiro cuando me mira, antes de alzar la vista por el pasillo que tengo detrás.

Fred no está en una cárcel como tal, sólo está en una celda ajena a las que son de verdad. Una igual —quizás más pequeña—, que en la que yo estuve.

—Hola... —Le saludo, antes de hacerle llegar un caramelo de menta, sé cuánto le encantan. Él lo recibe, lo desenvuelve y sin durar mucho se lo lleva a la boca.

—Euri... —Su voz se rompe y eso me parte el corazón—, yo no fui, ¿Lo sabes, verdad?

Ignorando, de cierta forma su comentario, decido responder—: ellos creen que sí, o al menos eres un sospecho.

—Yo no maté a Ester, lo prometo, Euri. —Suspira— yo no hice nada de lo que se me acusa.

Ester no sé quitó la vida como en un comienzo nos lo habían dicho, al contrario, según la autopsia, reveló moretones provocados por una lucha. Según la información que pude recolectar por parte de Mark, es que Ester murió por una intoxicación severa al ingerir un medicamento del que era alérgica.

A primera instancia, parece un suicidio. Y de hecho puede que sí, Ester se había comportado siempre diferente, siempre de una manera bastante extraña en toda mi visita. Pero... que se haya quitado la vida, no es algo que pensaría de mi hermana.

No es algo de lo que ella haría.

—No sé qué... —me quedo sin palabras a la última frase, mirando a los ojos a mi mejor amigo—. No sé qué puedo hacer por ti ahora, pero te prometo que sí eres inocente, te sacaré de aquí. Promesa.

Él suspira, quizás dándose cuenta de que, a pesar de que es mi mejor amigo, tengo dudas.

—Vale.

Le doy una sonrisa débil.

—Vale.

[XXX]

Los gritos y la música hacen eco, el desespero y la adrenalina se hacen presentes en este juego. Nuestro instituto está empatado con el visitante, y ambos son muy buenos en esto. Por supuesto que, a pesar de apoyar al equipo con mis bailes y demás acciones, no entiendo mucho la lógica del juego; sólo veo como se lanzan unos sobre otros por el balón, como corren detrás del que lo tiene y como hacen pases largos con bastante potencia.

Y aunque no entienda nada, la emoción sí que hace mella en mi interior.

Observo como Lucas salta en su asiento cuando, de forma positiva, Liam anota un punto a favor. Su histeria de fanático es sorpréndete, en cambio, las chicas, se encuentran a mi lado sin mucho interés. Katia lima sus uñas y Lara mira su celular con sumo interés. Browie apoya también, pero su emoción no es tan entregada como la del primer chico.

— ¡Es hora del segundo tiempo y nuestras porristas nos van a divertir con sus saltos! —Ruedo los ojos ante la presentación mediocre del locutor para darnos paso, y camino con mis pompones al campo, en compañía de mis demás compañeros. Hago el conteo en reversa de tres a uno y la música suena. Muevo mi cabeza lado a lado, me agacho y doy una vuelta antes de abrir mis piernas sobre el pasto. Parezco un ninja cuando me levanto y eso me divierte. Luego girando me coloco en el frente de las demás chicas y las guío; movimientos de caderas, cabezas, piernas y manos al ritmo de la música. Luego nos dividimos en dos, un grupo se acomoda para el final y el otro se coloca a su lado. Hacemos dos pirámides y las chicas de la cima se dejan caer con estilo. Mis movimientos son coquetos cuando termino y, con la respiración errática, alzo mis brazos mientras sostengo mis pompones y sonrío cuando el público aplaude y algunos golpean con sus pies las gradas.

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora