26(Sólo una noche)

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Euri

Liam se mantiene en silencio al igual que yo mientras caminamos por la acera. Y aunque él sabe que no debe acompañarme, se encuentra con un semblante tranquilo, mientras lleva mi bolso a cuesta. Cuando noto el parque a la distancia, me detengo y hago que él también lo haga.

Es ahí, cuando por fin abre la boca y se digna a hablar:

— ¿Marcharte de tu casa? —Musita, pasándome mi mochila con renuencia—, ¿Por qué?

Me acomodo mi mochila en la espalda, negando.

—Las cosas se han complicado —Simplifico, encogiéndome de hombros—, ya no puedo hacer más.

—Quédate conmigo...

—No. —Le corto, negando nuevamente. Suelto un suspiro al tiempo que lo miro a los ojos—, la idea es alejarme de todos por igual, Liam, no simplemente quedarme y verlos... —pienso en Fred, y de inmediato un nudo se instala en mi garganta—, esto se está poniendo cada vez peor, para todos. Y sí algo más pasa, no podré hacer nada para evitarlo. —Avanzo hasta él, justo para después colocar una mano sobre su mejilla y acariciarla—, No puedo perder más de lo que ya he perdido por esto, —justifico—, por ello, me marcho.

— ¿Adónde? ¿Con quién?

Pero no respondo, sólo le doy una mirada de disculpa.

Esto, de irme de mi casa, ha salido de la nada. No sé con quién podría quedarme, no sé qué será de mí a partir de ahora, pero espero que Rosalinda pueda auxiliarme, ahora más que nadie necesito una ayuda.

Pero no de mis amigos, no de ellos... o al menos, del único que me queda.

Mis ojos se empañan de lágrimas sin poder evitarlo, Liam lo nota, y se acerca a mí. Me envuelve en un abrazo conciliador y yo reprimo mis ganas de llorar, me trago las lágrimas y me hago la fuerte. Me hago la que puede sostener el muro de concreto como Sansón, pero... de momento y ahora, mi cabello no está.

—Cuídate, ¿sí? —Me pide, besando mi frente—. Sé que... te irás de cierta manera, y aunque tengo entendido que... cortarás todo lazo con nosotros —Se separa y me mira a los ojos—, quiero que sepas que siempre voy a estar para ti cuando me necesites, ¿Bien? —Asiento, brindándole una sonrisa. Lo tengo de vuelta y a la vez ya no—. Suerte.

Dicho eso, me voy sin mirar atrás.

[XXX]

Rosalinda me mira, antes de mirar a Kimberley, la cual baja la mirada. Luego, suelta un suspiro y se coloca de pie.

—Lo siento, Euri —Dice, negando con la cabeza—, pero que te quedes, es peligroso hasta para ti.

—Pero... —Voy a argumentar algo en mi defensa, pero es Kimberley quien abre la boca y me interrumpe:

—Euri —La miro, con cierto desagrado. La chica no me cae ni el pelo de bien—. Esto es lo que sucede: tenemos pruebas, en muchos sentidos, que son de alto riesgo. Sí alguien las mira, nos jode toda.

—Ustedes aún no me dicen nada, sólo tuvimos esa conversación. Pero sé que aún queda más. —Me giro a mirarla, con una mueca en la cara—, sé que sabes más de lo que dices —Se hace un silencio, pero lo interrumpo cuando suelto un bufido—, y tienes que decirnos.

—Lo haré —Asiente—, pero en su debido momento.

— ¡Éste es el momento! —Exclamo, frunciendo el ceño. Pero Kimberley sólo niega y retoma el tema principal:

—Como decía, no puedes quedarte. The House te vigila, él lo hace. Y sí encuentra a Rosalinda —y la señala—, o me encuentra a mí, nos expondremos más de la cuenta, ¿Comprendes? No sabemos cuáles sean sus intenciones y...

The House of Sex: Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora