Euri
En el auto de Kail, mis mejillas están rojas y un poco húmedas mientras lucho con la camisa que me prestó, en cambio, su chaqueta reposa en mi regazo para cubrir mis piernas desnudas. Por supuesto que no tengo nada debajo, y que mi ropa se la quedó Jessica porque no tenía cabeza para pensar, pero ahora, al mirar a Kail sin camisa mientras conduce, me hace cavilar que debimos regresarnos por mi vestido. Su ceño está fruncido, sus ojos demuestran furia y sus brazos están tensos; sus venas —que no se ven para nada mal—, se marcan cada vez aprieta con sus dedos el volante.
Está molesto. Por primera vez, siento que estoy viendo a un Kail muy molesto.
Se mantiene en silencio hasta aparcar frente a mi casa y yo, en cambio, jugueteo con mis manos en mi regazo.
No voy a negarlo, lo que Kail hizo esta noche por mí, es un gesto que vale oro.
— ¿A qué te referías cuando... —Desvío los ojos— dijiste eso?
Hace una mueca, soltando un suspiro antes de mirarme.
—Yo... permití que Jessica me hiciera eso —se muerde el labio—, a cambio de que a ti no te... bueno, no te hiciera nada.
— ¿Por qué?
—Porque nuestra pelea no era culpa tuya.
Me rodeo con mis brazos antes de mirar a la casa en donde vivo, luego, bajo la mirada hacia la chaqueta que cubre mi regazo y la tomo con duda para pasársela. Él la recibe, mirando mi regazo por breves segundos antes de mirar hacia el lugar en donde vivo.
—Gracias por... todo.
Estoy a punto de bajar cuando él habla—: ¿Por qué no me dijiste? —Cierro los ojos, sujetando con fuerza la puerta del auto.
—No valía la pena.
— ¿Pero sí valía que te humillaras así?
Me giro hacia él, sus ojos están entornados y su mandíbula se encuentra tensa. Doy una inhalación antes de volver a cerrar la puerta y le doy toda mi atención.
—Kail, mira...
—No, mira tú —Me interrumpe, girando de costado para mirarme de frente— esto es lo que sucede, no permitas que vuelva a hacerte algo como eso.
—Era seguro que me mandaría a hacer algo diferente, algo mucho peor —le digo, alzando un poco la voz. Inflo mis mejillas antes de volver a hablar—; no quería otro momento como el del primer castigo. Y vi la mirada de Jessica, sólo verla a ella me indicó que si no cumplía, me iba a joder —Sonrío con mofa— la muy malnacida me iba a joder.
Cierra los ojos, conteniendo una respiración.
—No permitas que te usen de esa manera. Eso no fue un simple castigo —Alega, mirándome directamente a los ojos—, eso fue más allá.
— ¿Y crees que no me di cuenta? —La voz me tiembla cuando le cuestiono. Él me mira unos segundos antes de desviar los ojos—. Siempre supe, ¿Entiendes? Siempre supe que ella quería humillarme. Y en parte lo logró. —Rio con sorna falsa—. Cada uno de los miembros de The House, pudo observar mi cuerpo desnudo. —Su mandíbula se tensa, pero continúo hablando—: Cada uno, hasta el enfermo asesino de seguro, vio mi momento. Y ya nada se puede hacer, no se puede eliminar, ¡Hasta las cámaras grabaron eso, Kail! ¡Lo grabaron todo!
— ¡Ya sé, maldición! —Ahora ambos estamos gritando—. Ya lo sé.
— ¿Y entonces?
Guarda unos minutos de silencio, hay tensión en el ambiente que difícilmente se puede romper con los dedos. Nuestros ojos están en una batalla; los míos levemente enrojecidos, los suyos son feroces. Nuestras respiraciones son un desastre, pero luego, su mirada se dulcifica.
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The House of Sex: Atrápame si puedes
Teen FictionSegundo libro. Quién la ha visitado, sabe de qué se trata. Quién es miembro, disfruta de mucho. Y quiénes han intentado escapar, siempre salen destruidos. Para aquellos que no la conocen, sólo deben inscribirse. Y para los que siempre han estado aqu...