1 Propuesta💖🌈

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¿Cuántas emociones podría albergar aquello?

El silencio del océano, la etérea sensación que lo envolvía, brindando ligereza a su cuerpo mientras toneladas del precioso líquido azul lo abrazaban. Y, al mismo tiempo, la adrenalina lo recorrió mientras el imponente tiburón de cuatro metros paseaba a su alrededor. Christopher Janssen amaba el peligro, la sensación de vitalidad que le otorgaba, mostrándole que era vulnerable, que todos lo somos y que este segundo en el que respiramos, puede ser el último.

¿Sería capaz de...? Claro que lo sería. Saldría de esa jaula que lo protegía, se acercaría al animal temible y le mostraría que podía provocarle lo mismo. Sin importar el tamaño, todos tenemos un punto débil. Todos podemos doblegarnos por algo. Kellan, su medio hermano, le había advertido tantas veces que no lo hiciera, pero, ¡qué diablos!, vamos a morir de todos modos, y con todas las experiencias que tenía a sus escasos años eso no le quitaba el sueño.

Aunque tal vez no fuera eso. Quizá se mentía a sí mismo. En realidad, el problema estribaba en que, pese a tener todo, nada podía llenar el vacío de su corazón. La cuestión central era que el miedo a que alguien lo ocupara simplemente era intolerable. No permitiría esa debilidad incapacitándolo, como si el afecto fuera algún tipo de deficiencia física.


Y entonces ahí estaba, en su hogar, nadando junto al depredador más grande del océano y sintiéndose poderoso con ello. El tiburón danzaba a su alrededor... a la espera.

Ciudad del Cabo era el lugar que lo había visto nacer y crecer. También lo había visto sufrir. Era esto último lo que lo marcó y empujó a abandonar todo y refugiarse en Belfast. El océano lo hacía ser él mismo, siempre había sido así. No necesitaba fingir. No había lugar para la hipocresía en ese lugar. No había espacio que encerrara más honestidad que esa infinidad de matices azules celestes y verdosos con destellos que iluminaban la atmósfera y le agregaban más belleza al escenario.

Flotó con todos sus sentidos en alerta. El tiburón pasaba tan cerca de él, como si deseara una caricia. Chris no lo haría, ya se había aventurado demasiado. Solo se limitó a observar cómo, de un momento a otro, el animal se alejaba y se perdía en la maravillosa profundidad.

—Christopher «Estúpido» Janssen, ¿acaso estás drogado? ¿En qué estabas pensando cuando saliste de la jaula? ¿Me quieres matar de un infarto? ¿Es eso?

El rubio se encogió de hombros ante el regaño.

Su hermano ardió de furia por esto. Detestaba que lo enfrentara, pero cuando se trataba de su hermano menor decir no significaba sí.

—Kellan, ya deja eso, ¿sí? No ha pasado nada.

—¿Quién crees que eres? ¿Un jodido documentalista de Nat Geo? Si el animal reaccionaba, a esta hora estaría tratando de recolectar tus pedazos.

OCÉANO - S.B.O Libro 3 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora