Día 3 Año Meihan

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Estúpido Diario:

Es altamente imprescindible que te cuente lo que me pasó hoy.

Porque si, esto merece ser escrito para la posteridad.

Hoy, mientras caminaba por el Muelle, para buscar un par de cosas que mi padre necesitaba, me encontré... ¿A que no adivinas? ¡ME ENCONTRÉ UN HERMOSO, PRECIOSO, ADORABLE, MAGNÍFICO, INCREÍBLE, MARAVILLOSO, PERFECTO PERRO! 

El pobre era callejero ¡Pero qué pelaje! ¡Qué colmillos! ¡Qué presencia! 

De inmediato me lo llevé a casa. No dije nada. Simplemente le entregué las cosas a mi padre y de inmediato me fui a atender a mi mas querido amigo canino.

Empecé dándole un baño.  

¡Ah! La algarabía de bañarse por primera vez y ser mimado mientras le frotaba esas patitas tan afelpadas, le lavaba las orejas, le enjabonaba el lomo ¡Qué lindo! 

Amo a los perros. Siento una tremenda afinidad por ellos. Son compañeros fieles, disciplinados, valerosos, nobles. Mucho mejor que los humanos. Son los únicos que no te abandonan sin importar las circunstancias.

Después del baño, una comida.

Poder sentarme bajo un árbol, acompañado de mi fiel amigo canino a quien por cierto puse de nombre Linmei. Darle de comer trozos de carne o pequeños bollos al vapor. Contemplar la aldea  a nuestros pies... Después recostarnos en silencio y dormitar o jugar un poco... En serio, ya echaba en falta esto.

Pero las cosas buenas no duran mas que un rato.

Yo creo que mi padre ya sabía lo de mi travesura, pero no me dijo nada. Al cabo que el animal nunca causó problemas. Sin embargo, justo en la noche, metí a Linmei a la habitación y me disponía a dormir, cuando Wei Wuxian entra a mi cuarto sonriente, dispuesto a contarme sus hazañas del día.

Si, lo había olvidado.

Y como Linmei es un perro muy amistoso, no tardó ni seis segundos en tirársele encima y atacarlo a lametones.

Terminamos alterando a toda la secta por culpa del alboroto endiablado que se armó ante los gritos de terror del idiota de Wei, los ladridos del perro y mis intentos por separarlos para calmar las circunstancias.

Al día siguiente, mi padre me ordenó regalar al perro por el bien de mi estúpido hermano.

Afortunadamente, en el nuevo hogar de Linmei, la anciana que lo cuida, me dijo que podía visitarlo cuando quisiera. Estoy en deuda con ella.

Y Wei Wuxian aún cree que intenté matarle secretamente con un perro a traición.

Aparte de ti Linmei... el mundo es una mierda.

- Jiang -

El Diario de Jiang ChengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora