Día 23 Año Meihan

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Diario Idiota: 

A ver, hoy voy a titular esta mierda como "CRÓNICA DE GUERRA CONTRA UN MOSQUITO "

Porque si, asi se llama. Un odioso puto y desgraciado mosquito me acaba de hacer la vida imposible... o mejor dicho, la noche imposible. 

Estoy escribiendo esto a las tres de la mañana. Mi cuarto esta casi destrozado y es imposible acostarme en mi cama - la partí en dos por accidente - hablaré mañana con mi padre.

¡Vete a la mierda diario desgraciado! Intenta dormir con el ruido de uno a ver como te va. 

Todo empezó justo esta mañana...

Si, esta mísera y justa mañana, donde todo iba bien ¡Muy bien! Hasta que entré a mi habitación para dormir diez minutos, porque estaba cansado de mi arduo entrenamiento. Después de esa pequeña siesta, planeaba bañarme y alistarme para lo que seguía pero... No tenía ni dos minutos de haber cerrado los ojos, cuando llega a mis oídos un insistente y molesto silbidito agudo...

Palmée al aire y sentí que se alejó o eso creí. Volví a dormirme y de nuevo fui despertado por ese sonido. Algo se paró en mi brazo. Sin pensar mucho, me di un palmetazo en el codo. Nuevamente cerré los ojos. Tres minutos después, el muy hijo de Wei Yin se me vuelve a parar ahora en la otra mano. Por reflejo, me golpee la mano y ya no lo escuché. 

¡Por fin! Lo había matado. Orgulloso, me dormí de nuevo. 

O... eso creí ...

Me desperté y fui a ducharme. Aún faltaba mucho para que terminara el día y tenía cosas que hacer, mi madre es muy estricta con ello. Literalmente lo odio, la mayor parte de las cosas que me asigna es estudio, preparación y entrenamiento pero por otro lado... sé que voy a ser líder en un futuro, no me puedo dar el gusto de perder el tiempo. 

Mis horas de estudio. Bien, algo mas en qué concentrarme. Me senté en el lugar asignado y abrí los manuales. Leía con atención las lecciones del día, cuando fui interrumpido por un puto silbido agudo ya familiar. Decidí ignorarlo. Nada me des concentraría de mis deberes actuales. 

... Es mas fácil decirlo que hacerlo... 

El sonidito del demonio era persistente y me rondaba. Lo se porque algunas veces se escuchaba lejos y otra cerca. Me hice el desentendido todo lo que pude, pero es imposible. Un pinchazo repentino en el cuello fue la gota que derramó el vaso. 

Continué leyendo. Me había declarado la guerra ese bicho maldito del séptimo infierno y eso ya era personal. Asi que mientras leía, me fijé si algo diminuto y fastidioso pasaba cerca mío para capturarlo. Porque si, cuando lo capturase, le iba a dar la peor de las muertes. Soy bueno torturando y ese maldito insecto del infierno no sería la excepción ¡Ah que bien se siente tener un plan siniestro para cada ocasión! 

De repente, sentí que algo se había posado en la mesa. Mi velocidad es envidiable. Un golpe certero y rápido a la madera, pero el sonido prosiguió. Esperé. Si algo nos caracteriza a los soldados élite, los mejores cultivadores de Yunmeng es la innata paciencia que SIEMPRE rinde sus frutos. 

... Una cachetada directa fue lo que recibí.

Resulta que el muy hijo de puta, se había posado sin saberlo en mi mejilla. Como es pequeño y delgado, lo confundí con uno de mis cabellos. Wei Yin en ese momento iba pasando con unos libros y naturalmente al verlo quiso matarlo. Solo que creo que olvidó DONDE estaba precisamente el infeliz insecto, porque pienso que de haberlo echo aposta, lo mato. En serio, yo lo mato.

... Y esa fue la gota que derramó el vaso.

Al final perdí la paciencia, saqué a Zidian y me fuí a darle caza. Te juro que traté de controlarme ¡Traté de controlarme! Igual terminé castigado mientras los discípulos recogían todos los destrozos...

¡¿ Y sabes cual fue el colmo?! ¡Que mientras cumplía el castigo, el pedazo de insecto siguió zumbando! 

¡¡DIOS!! ¡¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO?! 

- Jiang -



El Diario de Jiang ChengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora