Fancy había caído agradecida ante los pies de su prima cuando ella los recibió en Greenhill House en medio de la noche. Las tres hermanas fueron aceptadas amablemente en el seno de la familia Greenhill sin pedir nada a cambio.
Garnet y Laurie fueron dulcemente ubicadas por su prima en una de las habitaciones para huéspedes más grandes que había en la casa, y Fancy volvió al cuarto que ya había sido destinado para sus visitas educativas.
Sus hermanas redujeron sus palabras a "gracias" y "por favor" , ya que apenas habían tenido contacto con la duquesa y no la conocían a profundidad como para sentirse con la confianza necesaria para tratarla de como un miembro de su familia. Se dirigían hacia Frederick y Danielle con la frase "su excelencia" que tanto había enfatizado su abuela en el pasado y no cruzaban miradas con ellos por el miedo que les tenían. Estar en la casa de un miembro de la aristocracia de manera gratuita parecía agobiarlas y mantuvieron su mirada en el piso durante todo el transcurso de la noche.
-Creo que no les caigo bien-afirmó Danielle, quien se sentaba exausta en un elegante sillón de cuero claro y la miraba con tristeza-Lamento no haber mantenido mucho contacto con ellas...parece que les doy miedo-el dejo de pena hizo que Fancy se sintiera mal por ella. Sabía que por influencia de Griselda, sus hermanas no habían querido acercarse a Danielle de más jóvenes y ésta estaba sufriendo su rechazo. Frederick se acercó a su mujer y le masajeó los agotados hombros cariñosamente. Aquella señal de intimidad hizo que Fancy se sonrojara de pies a cabeza, era algo claro que ella sobraba en la habitación en ese momento, así que se paró de inmediato y se dispuso a irse silenciosamente-¿A dónde vas,querida?-preguntó su prima tranquilamente, como si todo aquello fuera lo más normal del mundo-Me preocupa el estado en el que llegaste, debemos hablar y qué mejor momento que éste.
-Pero...no quiero interrumpirlos...-contestó impulsivamente y pudo ver cómo el duque levantaba las cejas sorprendido y sonreía.
-Querida, no estás interrumpiendo nada...nosotros somos así-le indicó con la mano para que volviera a su asiento-Si te sientes incómoda hazmelo saber, sé que te criaron con cierto miedo a el contacto físico pero creí erróneamente que ya te habías acostumbrado a vernos-le explicó mientras su marido buscaba un vaso de whisky.
-Lo siento...yo no...-no sabía cómo contestar a todo aquello, ver a un hombre y a una mujer tan cerca la ponía nerviosa. Danielle se le quedó mirando en silencio y se acercó a ella para acariciarla.
-Tranquila, entiendo que todo es muy nuevo para ti. Me gustaría que algún día lo veas como normal y puedas tener un buen grado de confianza con tu esposo-deseó alegremente. Con esa frase, Fancy recordó la razón por la que estaban en su casa y su rostro se oscureció.
-Hablando de esposo...-quiso abrir la conversación pero las palabras no le salían-Tengo que...-le era tan duro decirle a su prima que tenían que lograr un milagro, sentió que estaba dependiendo demasiado de ella y de su amabilidad que su garganta se trabó en un doloroso nudo-Lo siento....Lo siento. Siempre termino dependiendo de ti y de tu esposo-Fancy no podía decir más que eso y Danielle le acarició la tensa espalda mientras Frederick le servía, esta vez a ella, un pequeño vaso de whisky para ayudarla a relajarse y para que dejara de llorar.
-Querida, ya sabes que nosotros estamos para ayudarte-la calmó la mujer y el duque asintió amablemente-Ahora necesito que nos expliques qué ha sucedido.
Fancy se dispuso a relatar todo lo ocurrido con los detalles necesarios, exceptuando algunos de los momentos donde su tío la maltrató físicamente debido a la vergüenza que le daba aquello. Frederick tenía los ojos turquesa entrecerrados y Danielle los pequeños labios fruncidos.
-Parece que todo es más complicado de lo que esperamos-concluyó Frederick serio.
-Creo que deberíamos ver una manera de presionar a los posibles candidatos para que agilicen el cortejo...pero Fancy, necesito saber si hay alguno que te interesa, me niego a casarte con cualquiera por el apuro del bruto de Ferdie-los ojos verdes de su prima se mostraron tristes y preocupados.
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Felicidad de una margarita
RomanceLa señorita Fancy Dulcasse interpreta el papel más difícil de su vida, representando a la solterona más reconocida de la ciudad de Londres. Entre susurros e insinuaciones se entera de que ningún hombre está dispuesto a desposar a una mujer como ella...