Pequeños momentos

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Los potentes rayos solares impactaron en el rostro de Fancy violentamente cuando Danielle abrió las cortinas de la habitación en tonos lila. Apenas había logrado conciliar el sueño y era muy posible que luego de dar millones de vueltas en su cama, al final de la noche se hubiese quedado inconsciente.

-¡Hoy es el día!-canturreó energéticamente su prima saltando de un lado a otro en el piso de madera mientras vestía un finísimo camisón de seda con flores. Fancy volvió a tapar su cara con la almohada para poder lograr relajarse y pensar con claridad, asunto el cual no duró mucho ya que la mujer la levantó delicadamente de su lecho y la observó a conciencia-¡Oh! ¡Querida! Veo que no pudiste dormir muy bien-afirmó tomando su rostro e inspeccionando su aspecto como toda una profesional-Tranquila, lucirás bellísima y James se caerá en el altar-carcajeó burbujeante y ella permaneció sumisa cuando la llevó hacia el baño que ya había sido preparado y la sumergió tranquilamente en el agua tibia.

-Es imposible dormir bien en una situación así-logró articular mientras se detenía en la extraña esencia que estaba colocando en la amplia bañera de mármol blanco. Danielle se percató del tono desesperado de su prima y sonrió amablemente.

-Es entendible...creo que ninguna de nosotras logró dormir antes de nuestra boda, es una situación extrañamente estresante pero feliz a la vez, al menos para algunas-los ojos verdes de su prima reflejaban el agua cristalina-Es esencia de lavanda, para calmar los nervios-acotó al darse cuenta que Fancy se detenía en el frasquito oscuro-Creo que tu sentir es el más justificable luego de todo lo que ha ocurrido en tu vida, tendrías que ser de granito para no sentirte impaciente-Fancy se rió al escuchar el último comentario.

-Creo que aún no logro acostumbrarme a la idea de que todo ha cambiado y que ya no sufriremos por los Flipsen...tantos años en esa maldita casa me hacen sentir rara cuando comienzo a estar tranquila o feliz-Fancy no tenía ni idea de cómo estaba revelando tanto a su prima, pero se sintió en confianza para hacerlo.

-Claro...uno tiende a acostumbrarse a lo que tiene y luego no puede aceptar que hay algo mejor esperando a la vuelta de la esquina, pero tengo fe en que todo lo que te ha ocurrido ha servido para forjarte y para que esa felicidad que está ahora a pocas horas de realizarse sea más dulce-reflexionó Danielle suavemente y le tomó las manos-Quiero que aceptes tu pasado, que aprendas del mismo y que lo dejes ir...sólo así podrás disfrutar lo que tienes delante. Por favor, no te recrimines tus errores pasados ni te centres en ellos-la mujer la miró suplicante y Fancy aceptó con la cabeza-Dos personas a las que amo muchísimo van a unirse, por lo tanto, mis plegarias serán dirigidas a su eterna dicha-Fancy pudo ver que su prima había comenzado a llorar de la emoción y la abrazó, ignorando que estaba completamente mojada.

-Gracias, prima-por primera vez en años, Fancy pudo decir aquellas palabras sin sentirse obligada o presionada para hacerlo. Sinceramente sentía que debía agradecerle por todo lo que le había perdonado y por todo lo que había hecho por ella, al igual que con James.

Danielle escuchó sus palabras con atención y luego de un rato se desprendió sutilmente de su abrazo para limpiarse la cara toda llorosa. Le dio un cariñoso beso en la frente y con una brillante sonrisa ordenó a la criada que había entrado a la habitación que le ayudara a lavar el cabello de Fancy.

Por alguna razón, luego de haber compartido aquella conversación con Danielle, ella se sentía mucho más tranquila y apenas pensó en lo que estaría aconteciendo en el piso de abajo.

Como había solicitado, su atuendo no sería demasiado llamativo y tendría que adaptarse a un estilo más simple ya que ella no se sentiría cómoda con algo excesivo, por lo tanto, Danielle tomó todos sus deseos y los llevó con la famosa diseñadora Arlys Bell, para que creara algo que concuerde con los mismos.

Felicidad de una margaritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora