Prólogo

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Uno.

Dos.

Tres.

—¿Qué haces?

Aquella voz le sacó de sus pensamientos. Con gran lentitud se giró en su asiento para poder ver con más libertad a la chica en el asiento del copiloto. Su cabello yacía suelto y alborotado cayendo con total libertad por ambos lados de su rostro, permanecía de lado, con ropa interior color negro y una camiseta con el logo de Marvel estampado en el centro, siendo lo único que le cubría.

Bajo el criterio del pelinegro, era hermosa. La sencillez de su belleza le era fascinante, un par de pecas apenas visibles esparcidas por sus mejillas como sí se tratase de chispas, uno que otro pequeño lunar en su hombro o cuello, nada de maquillaje que pudiera ocultar sus imperfecciones y sin mostrarse preocupada por su carencia de pantalones. Al contrario, se veía en completa libertad y no estaba para nada incomoda e insegura.

Él por su lado, tembloroso sacó de sus labios aquella arma de nombre cigarrillo, sabiendo el desagrado que le provocaba a ella el olor a tabaco, lo lanzó por la ventana sin despegar su mirada de los redondos ojos verde jade de ella.

Ninguno dijo nada por un buen rato dejando que un cómodo silencio se instalara entre los dos.

Me encontraste.

Apenas logró articular aquello sintió un nudo formarse en su garganta. La chica, con la sonrisa más radiante que jamás hubiera podido imaginar se acercó para robarle un suave beso en la mejilla que le fue como una dulce caricia.

—¿Cuánto tiempo... Estarás a mi lado? —preguntó nervioso. No deseaba mostrarse así, pero estaba demasiado inquieto y disimularlo ya no se le daba.

Ella no contestó. Él, impaciente, continuó hablando.

—No hay de manera de saber cuánto tiempo estarás a mi lado, ¿cierto? —inquirió. Tras un sepulcral silencio, dio una carcajada sin gracia—, ¿Sabes cuanto tiempo estuve esperando porque me encontraras? —empezó a atacar—, una llamada, un mensaje, ¡una carta o una canción! ¡Te necesitaba pero nunca apareciste! —le reclamó, más contra sí mismo que contra ella en realidad. Siguió diciendo cosas en su mayoría intangible hasta qué, derrotado, sintió algo tibio deslizar por su mejilla. Sus reclamos sin sentido pararon y volvió a verle a los ojos admirando cada detalle de su rostro—, ¿por qué...?

Ella le interrumpió acariciando su rostro con ternura. Un escalofrío le recorrió y le fue imposible no estremecerse debido a la sensación.

Y siendo consciente de que podría ser solamente una fantasía, un producto de su frágil e inestable mente, se veía y sentía tan real que si le preguntaran después sobre ese momento, diría con gran seguridad que si ocurrió.

Ella se acercó más a él, y en un susurro le dijo en el oído:

—Te encontré.

Quien sabe cuanto tiempo estaría ella a su lado.

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Y o u  F o u n d  M e
S a s u s a k u

captain_jude.

You Found Me ¦ SasuSaku. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora