💻Capítulo 11💻

501 50 35
                                    

''Me encontré recordando todas las veces que le di un cumplido a una chica, y que todas me parecen tan hermosas, con algo único que las hace resaltar individualmente.''

—Sigue mi Voz - Ariana Godoy.

—¡Sakura, llegarás tarde! —exclamó Tsunade golpeando la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—¡Sakura, llegarás tarde! —exclamó Tsunade golpeando la puerta.

Tardo un rato en abrir los ojos con pesadez, un quejido —más bien un gruñido—, sale de mi boca entreabierta. Tengo el cabello revuelto y tirado por todos lados limitando mi campo de visión. No tenía noción del tiempo, del momento, de nada. Mi mente seguía perdida en algún punto en el vacío, con escasos recuerdos del sueño del que recién fui despertada.

Entonces recuerdo de golpe lo más importante de todo: la escuela.

Un grito diciéndole falsamente a mi mamá un ''ya voy'' antes de dar un movimiento sin previo aviso que me llevó a enredarme con las sábanas y dar una vuelta que me hizo caer al suelo, dando un chillido en el acto.

Sasuke se levanta de golpe, alterado. Claro, casi olvidaba este detalle, su presencia en mi casa, en mi habitación, en mi cama. Agh, ahora todo sería un poco complicado, debería ver como me las arreglaba para trasladarlo al patio sin inconvenientes, pero eso ya lo pensaría en unos minutos, ahora lo importante era arreglarme.

Me paro del suelo cojeando en un inicio tras percatarme de que estaba arrastrando la sábana, la cuál lancé nuevamente sobre la cama y continúe chillando repetidos ''voy tarde'' entre alguna que otra grosería recurrente. Entré en el baño cerrando la puerta detrás de mí.

Cepillo mis dientes, hago mis necesidades básicas, me di una ducha extremadamente rápida, envuelvo mi cuerpo en una toalla y salgo de ahí para revisar en el armario la ropa que me pondría. No soy consciente de que estoy bajo la atenta mirada de Sasuke hasta después de unos segundos en los que me incorporo enderezando la espalda y deseando que la toalla pudiera tapar lo suficiente. Él al verme de frente, prácticamente desnuda, alza las cejas y agranda los ojos, pensé que estaba sorprendido, pero lentamente surcó una sonrisa de suficiencia que me hizo querer darle una cachetada.

—Nada mal la vista, aunque esa toalla estorba —mencionó sin molestarse en sonar como un pervertido de primera. Me entra un tic nervioso que le produce una risa con su voz ronca.

—Vamos tarde a clases, no tengo ni la más mínima idea de como sacarte de mi casa sin que mi madre se de cuenta, ¿y lo único en que puedes pensar es en que estoy desnuda? —pregunto reteniendo mis ganas de expresar mi molestia—, ¿acaso tú mismo no fuiste quien dijo anoche que podría pegarte el sarna?

—Ni que me fueras a contagiar el sida mediante la vista. —Rodó los ojos—, y si, es que no me interesa la escuela y lo de tu madre menos, quiero ver que se te ocurrirá para sacarme de aquí. —Expresó burlón, mostrando una sonrisa ladina, relajada, y sobretodo, con aire de creerse el mejor. Maldito egocéntrico.

You Found Me ¦ SasuSaku. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora