✨Capítulo 1✨

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Sí no te tardas mucho, te espero toda la vida.

Oscar Wilde.

Sakura Haruno

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Sakura Haruno.

Recogí mi cabello en una coleta de caballo, dejé mi rostro ligeramente maquillado tratando de estar al natural, y rocío sobre mi un poco de perfume haciendo una mueca ante lo fuerte del aroma. Jamás me gustaron los perfumes, pero me era una obligación usarlos o mi mamá me vaciaria una botella del mismo mientras dormía. Inconscientemente empiezo a jugar con mi collar, ''cadenita de la suerte'' viéndome al espejo examinando mi rostro. Estaba lista.

Mi bolso, ya preparado, yace sobre la cama entrebiabierto. Me pongo una chaqueta color gris antes de tomarlo, acomodarlo sobre mi hombro y bajo las escaleras rumbo a la cocina para sacar del refrigerador mi filtro de agua y guardarlo; mi madre estaba sentada en el comedor hablando por teléfono, traía puestas sus gafas de lectura y mantenía su postura aunque nadie pudiera verla, ella apenas parece notarme y alza las cejas e inclina la cabeza indicando que le llevara las llaves del auto. Sin protestar, hago caso y le entrego las llaves que habían estado en una mesita de la sala.

A los pocos segundos cuelga su llamada y se levanta cansada para abandonar el hogar conmigo detrás de ella. Entramos en su auto estacionado frente a la casa, yo por obvias razones en el asiento del copiloto y ella en el del conductor, encendió el motor, empezando a conducir así a través de las interminables calles de Portland, Oregón.

La rutina con el tiempo se volvió agobiante, yo sencillamente debía estar pendiente de mis pertenencias y apariencia, y mi mamá estaría al tanto de memorizar mis horarios para poder llevarme al Estudio puntual; Al principio yo era demasiado distraída y olvidaba mis cosas en algún rincón de mi habitación, recibiendo luego un gran regaño de su parte por además estar con todo el cabello pegado en la cara y con olor a animal callejero según ella. Para mis once años, fue cuando empecé a organizar mis pertenencias y preocuparme por cómo me viera ya que mi autoestima empezó a decaer considerablemente por comentarios ajenos.

Luego de empezar a actuar como una ''señorita responsable'' mi madre y yo cortamos comunicación, o por lo menos mientras viajábamos en el auto camino a la escuela, el Estudio, o ha nuestra casa.

El vehículo de tonalidades grisáceas se estaciona frente a un gran edificio de colores muy llamativos y numerosas ventanas; Mi madre sube sus lentes de sol para acariciar mi rostro con dulzura.

—Bien, no podré pasarte buscando, tendrás que tomar el autobús, corazón. —Menciona intentando elevar las comisuras de sus labios para darme una sonrisa.

No sería la primera vez, su trabajo a veces le quitaba algo de tiempo y tenía que irme de regreso tomando el metro, y si mi madre estaba de muy buen humor, me permitía irme en uber.

Aparté gentilmente mi rostro incomoda por el contacto. Normalmente era reacea a muestras de afecto de todo tipo, algo hereditario en realidad, por ende mi cuerpo actuó sólo, e intentando no verme grosera busqué sonreír aunque sólo me salió una mueca.

You Found Me ¦ SasuSaku. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora