📝Capítulo 13📝

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''Marcharse es muy difícil... hasta que te marchas. Y entonces es la cosa más jodidamente fácil del mundo".

Ciudades de papel - John Green

—Ciudades de papel - John Green

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Sasuke Uchiha.

La mayoría de cosas que siento, aprendí a disfrazarlas, hacerlas ver como falsas con tal de no mostrar qué es lo que me perturba o emociona; un método que utilizo para ahorrar el tener que sujetarme a una idea absurda, o para evitar burlas y  comentarios mal hirientes. Aprendí a vivir detrás de una máscara de indiferencia ante las circunstancias, y además, considerando que era la única manera de sobrevivir en la sociedad.

Pero joder, aún así hay veces que me cuesta controlar lo que siento, no porque me falte practica y me deje llevar por mis emociones, sino porque no puedo evitar sonreír de vez en cuando o reflejar mi felicidad en pequeños gestos, si siempre fuese alguien que reprimiera sus emociones en cualquier momento explotaria y todo lo que llevara conteniendo saldría a la luz de la peor manera, digo, si soy alguien que reprime sus emociones, pero desde hace ya un tiempo atrás me empezó a costar una inmensidad, el motivo, es claro.

¿Como es posible que una persona tan pequeña, frágil y torpe consiga marcarme de tal manera?

Bueno, es Sakura, no hay nada fuera de lo normal en todo esto, después de todo, ¿qué acaso no me había gustado ya desde hacía años? recordaba el tonto capricho que tuve con ella cuando me empecé a fijar en las chicas de mi edad cuando cumplí los trece años, como me siguió pareciendo atractiva e increíblemente interesante aún sin atreverme a hablarle, y no es que tuviera miedo, no es que creyera posible un rechazo, simplemente le veía como un amor de colegio que se iría cuando me graduara... Y bien, es obvio que no fue así, sucedió que notó mi presencia un día común y corriente en el autobus, luego en la cafetería, después en la escuela y posteriormente el empeño nos llevaría a ser lo que sea que seamos ahora.

De verdad la vida es un conjunto de circunstancias impredecibles.

Recuerdo cómo en segundo año, la vi pasando por el pasillo junto a mi, la noté cuando tropezó y por lo tanto cayó al suelo dejando que de su bolso que recién intentaba cerrar, salieran algunos de sus cuadernos y su cartuchera. Tenía el cabello desordenado y recogido en un lindo peinado, un suéter con una frase genérica, falda roja, medias panties y botas altas y brillantes. Lucía muy linda pero... Nada del otro mundo, nada que pudiera destacar o llamar mi atención. Seguí con mis cosas, viéndole en el suelo frente a mi recogiendo sus cosas apresurada, estaba por irme cuando le sentí sollozar, viendo sus facciones enrojecidas y las lágrimas acumularse. Luego se levantó y siguió su camino, perdiéndose de mi vista en una esquina. Me intrigó bastante, así que le seguí procurando que no me viera.

Sakura, a quien encontré en una banca en el patio de la escuela, cerca del invernadero, muy bien escondida de la vista de todos, había dejado su bolso a un lado y escondía su rostro entre sus rodillas, llorando libremente mientras apretaba con una de sus manos lo que parecían ser un par de zapatillas. Estaba muy mal, pero no era la persona adecuada para acercarme y decirle algo, me quedé paralizado sin saber qué hacer para ayudarla, y no sabía tampoco si ayudarla era lo correcto, pues desconocía hasta su nombre. Se suponía que debía estar en el aula con el profesor Dawson recibiendo clases de Geografía, pero en cambio me encontraba entre unos arbustos admirando a una completa desconocida.

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