┍ Capítulo 15: Si lo dices se hará realidad┚

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SeokJin

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SeokJin

Para las cinco de la tarde ya estaban de vuelta en casa; habiendo huido de la tormenta que se había largado justo treinta minutos después de que NamJoon lo hubiese despertado de su infierno para consolar a JungKook.

SeokJin a duras penas había conseguido calmarlo a él, puesto que no conseguía hacer lo mismo consigo; su mente aún dandole vueltas a lo que había visto en el sueño y los sentimientos que habían salido a flor de piel. Sin embargo, se encontró con que por más de que lo intentase, no podía olvidarlo. 

Incluso ahí, teniendo a JungKook entre sus brazos en la habitación sano y salvo, sentía el intenso miedo de que alguien apareciera y se lo arrebatase, y era tan insoportable como el ruido de la lluvia contra las paredes.

Estaban presentes aún en él las ganas de desgarrarse la garganta gritando y la sensación de sus dedos estremecerse ante el frío del lodo. Recordaba la forma en la que había mirado directamente a los ojos a aquella...

Oyó la puerta abrirse detrás de él en cuanto dejó a un JungKook profundamente dormido en su cuna, y SeokJin dio un salto, sorprendido. Se mordió los labios, y evitó girar la cabeza hacia atrás. 

—¿Sigue dormido?— susurró NamJoon, acercándose por detrás.

—Sorprendentemente.— respondió él, sin mirarlo.—¿JiMin?

—En su habitación; también dormido. Creo que el viaje realmente fue cansador para ambos. 

NamJoon colocó una mano sobre la cintura de SeokJin, y este se tensó inconscientemente. Observó los labios entreabiertos del bebé, y su pecho subir y bajar con cada respiración.

—No solo para ellos. 

—Jinnie.— NamJoon suspiró, y apoyó su mentón sobre el hombro de SeokJin mientras lo abrazaba por la espalda, como siempre hacía.—¿Qué te sucede? 

El rubio negó lentamente con la cabeza. 

—Nada en especial. ¿Por qué preguntas?

NamJoon frotó sus dedos contra su cintura, acariciando su estómago.

—No lo sé. Tal vez porque no me has querido mirar desde que salimos del manantial. 

SeokJin contuvo la respiración. Se había dado cuenta.

¿Pero que esperaba? Si su esposo era demasiado inteligente y SeokJin demasiado estúpido. 

Era natural. Era natural como lo que había visto en el sueño.

El mayor apretó los labios, y cerró los ojos un momento.

—Lo estás imaginando.— contestó torpemente, sintiéndose acorralado. NamJoon levantó la cabeza del hombro de SeokJin, y este último abrió los ojos.

—Entonces mírame, Hyung.

La lluvia continuaba y formaba sombras en las paredes y piso de la habitación y SeokJin deseó que eso fuera suficiente para que NamJoon no notara la lágrimas que amenazaban con salir de sus párpados. 

—SeokJin.— insistió, y el rubio frunció los labios antes de dirigir su mirada a los ojos de su esposo. La expresión de NamJoon se suavizó, y sus cejas se doblaron con auténtica preocupación.

Se quedó un momento mirándolo, hasta que llevó una mano hasta la mejilla del mayor.

—Cuéntame.— animó, y empujó los mechones de pelo rubio al costado de su oreja con devoción. 

—Joon.— aunque su voz fuera un susurro, creyó que estaba gritando, como las voces en su mente.—¿Y si le sucede algo a los niños? 

Vio el rostro de NamJoon ir de una expresión de sorpresa, de horror y de preocupación en una fracción de segundo. 

—¿Por qué dices eso, Hyung? ¿Qué...—

—¿Y si no estoy listo aún para cuidarlos? Los amo demasiado, Joon, no quiero que me los quiten.— Se agarró de la camisa de NamJoon con fuerza, como si todo dependiera de que se aferrase bien.—No dejes que me los quiten, por favor, amor. 

NamJoon frunció el ceño, y acarició los dedos de SeokJin para liberar un poco de tensión de ellos; pero el rubio no se doblegó. La adrenalina le corría por las venas, como las gotas de lluvia detrás del cristal de la ventana. 

NamJoon trató de entender porqué las pupilas de SeokJin estaban dilatadas con miedo y sus labios de un color pálido intenso. Pero no lo consiguió.

—Jinnie, nadie te los va a quitar. Te lo prometo.— arrulló como lo haría con JungKook o JiMin, y SeokJin asintió—¿Pero quién te metió esa idea en la cabeza, Hyung? 

En un minuto, estaba con NamJoon en la habitación de JungKook, y en el otro, de pronto estaba en medio del bosque con un peluche del oso Ryan en la mano. 

Y los recuerdos volvieron como si estuviera viendo una película vieja. Una película cuyo final ya conocía.

—¡Papi!

Hiseolyl 「 NamJin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora