SeokJin
—Los Kim tenían dos hijos pequeños, SeokJin.— relató, asintiendo con la cabeza como si confirmara lo que dijera.—Ambos eran muy unidos, sí. Todos, en realidad: la madre, el padre y los niños.— la imagen de su esposo y JungKook y JiMin le saltaron en la mente.—Pero un día el más pequeño, luego de su cumpleaños número cinco, desapareció.
—¿Desapareció?
—Sí, sin dejar rastro.— SeokJin dirigió su mirada hacia la mesa.—Simplemente se esfumó. Trataron de encontrarlo pero fue en vano.
—¿Nunca encontraron su...?
—Nada.— ella replicó, grave.—Esto devastó tanto a la familia, pero aún más a la madre, que terminó por suicidarse.
Escucharlo era tan chocante, y aunque seguro no era ni parecido, casi podía sentir el dolor que la madre pudo haber sentido.
Si un día JiMin o JungKook desaparecieran y no volviera a verlos, estaba seguro de que se volvería loco.
—Que horrible.— murmuró con una mano sobre los labios.—El otro niño y su padre debieron haberse sentido peor.
—Se fueron en cuanto pasó aquello. Este pueblo les era muy doloroso.
—Ya lo creo.— SeokJin suspiró profundamente y tocó su sombrero.—Vaya... realmente es triste.
—El dolor de perder a un hijo es lo peor que una madre puede sentir.— La voz de Ryun era aún más grave ahora.—Especialmente cuando sientes que pudiste haber hecho algo para evitarlo.
SeokJin asintió lentamente, observándola separar sus manos al fin e incorporarse.
Él también recogió su sombrero y comenzó a pararse.
Sus náuseas volvían, y lo peor era que sentía lentamente como escalofríos subían por su espina dorsal estando allí.
La anciana era amable, sí, parecía inofensiva, pero había una vocecita que le susurraba que saliera en cuanto antes.
Además, aquellas cosas que tenía esparcidas por toda la habitación eran de horror. En dónde estaba, podía ver hasta una especie de atrapasueños hecho con pelo—humano o no, no quería saber.
—Se lo agradezco mucho, señora Ryun, eso era...—
—No.—la anciana llegó de alguna forma al lado de Jin en un segundo, tomándole de la muñeca con fuerza. Sus dedos estaban helados.—No me agradezcas, bonito. Es lo menos que puedo hacer.
Jin se extrañó. ¿Lo menos que podía hacer? ¿Por qué?
—Por supuesto, de igual manera.—intentó zafarse, pero los dedos de la mujer estaban fuertemente agarrados.
—No tengas miedo por tus hijos, querido.— continuó hablando ella, muy cerca, dejando ver a SeokJin sus ojos apagados y sus labios blancos.—Esto ya fue en el pasado. Nosotros no dejaríamos que a tus lindos niños les sucediera algo.
Aquello más que aliviarlo, le estaba haciendo entrar en pánico.
Él no dejaría que les pasara nada a JungKook y JiMin; no confiaría en nadie más para hacerlo.
Solamente asintió, sonriendo apenas porque sus manos ya comenzaban a temblar.
—Gracias, señora Ryun. De verdad, pero... Eh... Yo... ya debo irme.
Ella le sonrió sin mostrar los dientes, y lo soltó.
—Puedo hacerte una lectura de regalo, dulzura. Ven, ven.—Volvió a tirar de su brazo, y sorprendentemente lo pudo arrastrar hasta la silla. La anciana tenía una fuerza impresionante, lo cual descolocó a SeokJin.
—No creo que...—
—Vamos, insisto. Ayuda a esta pobre anciana a tener algo que hacer, querido.
SeokJin lo consideró, y su moral le dijo que lo mejor sería quedarse. Suspiró y asintió, concediendo.
—Perfecto. Siéntate, por favor.— Jin así lo hizo, y ella trajo una caja de uno de los estantes.—Voy a leerte el futuro, SeokJin.
Abrió la caja y sacó un mazo de cartas negras. Con una sonrisa de lado, comenzó a barajarlas con habilidad, y luego las colocó en una hilera sobre la mesa.
SeokJin las miró. Odiaba este tipo de cosas.
—Elige tres, y tu futuro habrás de saber.
Miró la cartas y seleccionó la primera, la cuarta y la quinta con un dedo.
La anciana recogió todas las cartas menos esas, y las llevó a la caja de nuevo.
Giró las cartas remanentes una a una, viendo el dorso colorido.
—Mmm... interesante.— dijo distraída.—Tienes un futuro interesante, SeokJin.— sus dedos tocaron la primera carta.—Esta carta son "los amantes", y a pesar de su buen significado normalmente, en tu caso, al estar junto a la de "el mundo" significa que tu vida estuvo, está y estará conectada a un suceso de inimaginable relevancia para los de tu alrededor. No puedo decirte si es malo o no, pero usualmente suele ser cosas no tan buenas.— SeokJin ladeó la cabeza, mirando las cartas. Luego Ryun pasó a la última.—...Es malo.
—¿Perdón?
—Es algo malo, querido. Aquí.— le señaló la carta siguiente.—Tienes la de "la muerte" pero está de cabeza.—Alzó la carta y la agitó.—No implica la muerte literal, pero más bien una muerte espiritual. Tal vez este acontecimiento del que te hablé, te lleve a un lugar peor que el de la muerte física.— SeokJin podía jurar que tendría un ataque de nervios si seguía en ese lugar.
—Ya veo...
—Pero.— ella dijo, juntando las cartas de nuevo.—Eso no es todo.— SeokJin usó todo su autocontrol para no rodar los ojos.—Esa "muerte" también puede llevarte al paraíso. Todo depende de ti.
Ryun le sonrió de forma torcida y el rubio tan solo quiso volver a salir y caminar tres kilómetros hasta llegar a su casa con tal de solamente dejar de sentir esa sensación de inquietud que tenía al ver su sonrisa.
—Lo tendré en cuenta.
—Ahora, ¿me haces el favor de mirar este amuleto?— la anciana quitó un colgante de oro de su bolsillo, y lo colocó en frente de ellos ojos de Jin. Él arrugó el entrecejo inconsciente, pero fijó sus ojos en el viejo metal.
Era rendondo y tenía una piedra lila en el medio. Nada especial.
—Dime hacia donde gira, SeokJin. Me ayudará a descifrar otra cosa de tu futuro.
Jin escudriñó el amuleto sin chistar, pensando en que no podía hacerle ningún daño seguir el juego. Tal vez.
El amuleto giró hacia la derecha.
—De...—intentó decir, pero sus labios se sintieron torpes.—...Dere...—
—¿Hacia donde gira, SeokJin?
SeokJin entornó los ojos, sintiendo los párpados pesados y la cabeza ligera. Sus labios ya no querían obedecer a su cerebro y su lengua se trababa.
De todas formas lo intentó.
—De-Dere... C-ch...
—¿SeokJin? Vamos, bonito, dime hacia donde va.
Probó una vez más, pero sus ojos se cerraron y su cuerpo cedió al mismo tiempo.
Sin embargo, lo último que vio fue el rostro sonriente de la anciana iluminado por la tenue luz de encima, y la criatura con ojos brillantes atrás de ella.
ESTÁS LEYENDO
Hiseolyl 「 NamJin 」
Fanfiction❝Hogar, dulce hogar...❞ SeokJin era un actor exitoso, y NamJoon era un músico de renombre; pero al contraer matrimonio, decidieron que lo mejor era reinstalarse lejos de las cámaras para tener una vida tranquila. El destino: un pueblo rural llamado...