NamJoonSabía que si seguía apretando el volante como lo estaba haciendo, lo terminaría por romper de alguna forma como usualmente pasaba. Mas esa era la única forma en la que se le ocurría descargar su frustración, furia y preocupación combinadas.
Había dejado a su esposo solo.
Había dejado a SeokJin solo en Hiseolyl. Sin ayuda. Sin respaldo.
Estaba allí solamente él, su terquedad, y las vecinas desquiciadas.
Demonios.
Por más de que el rubio había decidido hacerlo por cuenta propia, jamás se perdonaría así mismo por dejarlo, cuando le había prometido que estaría con él siempre.
Era cursi, sí, pero se trataba de SeokJin, y no le importaba menos lo que pensaran de cómo se comportaba con su marido.
Miró por el retrovisor a su bebé dormido en la silla de atrás, con rastros de lágrimas en sus regordetas mejillas. Eso evidenciaba el llanto incesante que había sufrido el pequeño, una vez que había caído en cuenta de que lo estaban separando de su Appa una vez más.
El pecho de NamJoon dolía por ello, pero no podía hacer nada más que maldecir al destino o lo que fuera por meterlos en semejante situación.
Sus nudillos estaban blancos, y cuando tuvo que mover el cambio, lo hizo de forma tan brusca que sus dedos chocaron contra el tablero del auto.
—Carajo.— siseó mientras sacudía su mano como si fuera a calmar el dolor y la irritación.
—Debemos llegar con todas las piezas del auto a Seúl, NamJoon-ah.
NamJoon tensó la mandíbula y negó con la cabeza. Evitó mirar al mayor, porque podía notar por su tono de voz que estaba muy lejos de estar bien.
Eso le desesperaba más. Le hacía sentir que el peso lo sofocaba sin piedad y le quitaba la poca esperanza que tenía de que todo se resolviera de la mejor manera.
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Hiseolyl 「 NamJin 」
Фанфик❝Hogar, dulce hogar...❞ SeokJin era un actor exitoso, y NamJoon era un músico de renombre; pero al contraer matrimonio, decidieron que lo mejor era reinstalarse lejos de las cámaras para tener una vida tranquila. El destino: un pueblo rural llamado...