┍ Capítulo 21: Solo un bebé ┚

517 120 10
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NamJoon

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NamJoon

El rechinido de la puerta le puso los pelos de punta al entrar a la casa de vuelta. 

¿Acaso todo en esa condenada casa estaba oxidado? 

Resopló cansino, cerró la puerta tras de sí de la misma manera, y se dirigió directamente hacia el corralito de JungKook para atenderlo. 

—Kookie, bebé...— se paró en el umbral de la puerta de la sala con una sonrisa, listo para encontrarse con los ojos grandes del niño. 

Sin embargo, su sonrisa cayó y su corazón se saltó un latido al ver el corral completamente vacío. 

JungKook no estaba. 

Se acercó a grandes zancadas hasta la zona, implorando que tan solo el pequeño estuviese escondido allí y él no pudiese verlo; sin éxito. 

El bebé no estaba por ninguna parte. Solamente el último muñeco de peluche que lo había visto abrazar estaba tirado a un costado del corral. 

Sintió como un nudo invisible le cortaba la respiración en la garganta, y como si su corazón subiera a su cerebro aún palpitando frenético.

—JungKook... ¡JungKook!— exclamó, trotando hacia las escaleras. Escudriñó cada lugar de la sala con desesperación, pensando en que no había forma de que el bebé estuviera escaleras arriba; o afuera de la casa, ya que se había encargado de llavear cada puerta antes de salir. 

A menos que... 

Buscó un poco más— si así le podía llamar a lo que estaba haciendo, porque ya ni sabía. El miedo inundaba su mente.— en la sala, y abrió cada rincón para asegurarse de que él no estuviera allí. 

Cuando ya no tuvo nada que buscar ahí, fue sin pensar a la cocina, apretándose las sienes y de paso tratando de concentrarse en hacer que las lágrimas no cayeran de sus ojos.

—¡Kookie!— su voz se quebró, pero igual siguió llamando, queriendo nada más que escuchar su infantil voz.—Por favor, por favor.

No sabía a quién o qué imploraba exactamente, pero las palabras salían solas. 

Se agarró del borde de la mesada de la cocina para evitar caer, y cerró los ojos un momento. 

Respira, NamJoon

JungKook no debía estar muy lejos. Si se había salido solo, entonces debía estar más cerca de lo que creía. 

Empujó a otro lado el pensamiento de ¿Y si él no se salió solo?, porque apostaba que tendría un ataque. 

Así que trotó hasta la puerta que daba al patio de la casa, moviendo la manilla y  esperando escuchar el familiar sonido de la puerta llaveda. 

Pero dicha puerta se abrió. 

Mierda, mierda.—siseó, olvidándose momentáneamente de su promesa de no decir groserías, y salió al patio, corazón en la mano.

La lluvia se hacía más fuerte, y las plantas hacían imposible el ver claramente lo que había en el suelo. 

Con un último esfuerzo, se adentró entre las plantas, y entornó los ojos hacia el frente. 

—¡Kookie!

Su voz resonó entre la lluvia, apagada, desesperada, sola. Colocó su rostro entre sus manos, y sus rodillas amenazaron con doblarse. 

Porque, diablos, su bebé...

—¡Appa! ¡'En!

Levantó su rostro tan rápido que su nuca dolió; la voz de JungKook había sonado muy cerca. 

Dio unos pasos hacia el jardín, y por fin pudo divisarlo caminando torpemente hacia el borde del bosque. 

Extendía sus brazos en frente, como queriendo alcanzar algo, pero no podía ver su rostro. 

De todas formas, NamJoon corrió. 

—¡JungKook! 

—¡Appa, 'en!

Llegó justo en el momento exacto en el que iba a resbalar en un charco, y lo sostuvo en sus brazos antes que pudiera hacerlo. 

JungKook dio un gritito por el susto, y NamJoon lo apretó contra su pecho a pesar de que el niño estuviera empapado de agua y lodo. 

—Dios, gracias.—Suspiró aliviado como nunca antes, y dejó dos lágrimas caer de sus ojos.—Kookie...

JungKook, completamente ignorante del dolor de su padre, se removió.

Papi, appa.

—Kim JungKook, nunca vuelvas a hacer eso ¿entendiste?— regañó débilmente, porque recién empezaba a respirar correctamente de nuevo. Con una mano temblorosa acarició el cabello del bebé, y besó el mismo lugar, dejando sus labios contra su piel durante unos momentos. 

Debía recomponerse rápido. 

Papi...— se quejó JungKook, estirando una mano hacia el bosque.—Appa.

—Appa no está en el bosque, JungKook. Ven, vámonos de vuelta a casa.— ignoró los quejidos del menor, y regresó a la casa, aferrándose a la ropa del susodicho.—¿No te dije que te quedaras en tu corral? 

JungKook negó con la cabeza.

Appa llamar Kookie. Appa truiste. 

NamJoon frunció el ceño. Eso no tenía sentido. 

—JungKook, no está bien hacer eso. Podías lastimarte. ¿Sabes lo mucho que me preocupaste?

Peio appa...

—Nada de peros.— llegó debajo del techo de la casa y miró a JungKook.—La próxima solamente quédate donde papi te dice ¿bien?

Shi, papi— bajó la cabeza, apenado.—Peidon.

Se sintió fatal al escucharlo decir eso. Porque si eran sinceros, JungKook no tenía la culpa de ser como era. Aún era un bebé, y NamJoon había tenido la culpa en no haberse asegurado de que la puerta estaba cerrada.

—Yo lo siento, pequeño.— suspiró profundamente y abrió la puerta.—¿Qué tal suena un baño? 







Hiseolyl 「 NamJin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora