┍ Capítulo 62: Punto de quiebre┚

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SeokJin

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SeokJin

—Hyung, ¿por qué no se lo dijiste?— cuestionó NamJoon una vez estuvieron de la habitación de ambos, tiempo después de que YoonGi los hubiera encontrado a HoSeok y ellos en la cocina y no hubieran podido continuar la conversación, por las manías del doctor. Casi exigió que dejaran a HoSeok a solas con él, y realmente el azabache se veía menos amenazador que un gatito con pañal, pero lo que HoSeok había revelado los había dejado completamente estupefactos. Así que los habían dejado en paz. 

Bueno, tal vez a SeokJin le había sorprendido más que a NamJoon.

—Escuchaste la relación que tenía con ella, Joon. No podemos simplemente decirle que hemos estado cohabitando en el pueblo con ella todo este tiempo. Además, ni siquiera sabemos si es la misma Jung Ryun. 

Siendo sinceros, ni él se creía eso. Ryun era realmente similar físicamente a HoSeok en cierta forma. 

NamJoon sacudió la cabeza, cruzando sus brazos sobre su pecho. 

—Lo más probable es que sea ella, SeokJin.— su esposo chasqueó la lengua, y Jin colocó las sábanas que había echado durante su pesadilla de vuelta a la cama.—Pero deberíamos al menos avisarle. 

—NamJoon, ya. Mañana podemos decírselo si tanto quieres ¿bien? Pero sigo opinando que no es lo mejor. Me sentiré como si le estuviéramos abriendo la herida. 

—Bueno, pues si se queda aquí no tendrá más remedio que verla alguna vez ¿no crees? 

Jin tiró las almohadas en su lugar. 

—Sí, pero prefiero a que la vea de casualidad que nosotros mismos se lo restreguemos en la cara. No quiero tener esa culpa. 

NamJoon se masajeó las sienes, aún parado frente a la cama. 

—¿Y no tendrás la culpa de habelérselo ocultado incluso cuando nos confesó algo que probablemente le sea muy difícil de decir? 

—¡No le estamos ocultando nada! 

—¿Entonces qué es? ¿Retrasar lo inevitable? 

—Estás aferrándote a algo que ni siquiera es seguro aún, NamJoon.— alzó el dedo índice y apuntó a su esposo con él, agitandolo.—¡No sabemos si es ella! 

NamJoon se quedó mirándolo, y luego de humedecer sus labios, alzó ambas manos al aire. 

—Está bien, tú ganas, no se lo vamos a decir. Pero cuando suceda y se sienta traicionado, recuerda mis palabras, SeokJin.— NamJoon dejó caer sus brazos a los costados.—Tal vez así te saques las ganas de ocultarme cosas a mí también. 

Oh, mierda. 

—¿De nuevo con eso? ¿¡Que quieres que te diga, NamJoon!?— sintió su cuerpo temblar con ira y apretó los puños.—¡¿Que cada noche veo como mueren sin que yo pueda hacer algo!? ¡¿Que te he visto engañarme con YangMi y mofarse de ello!? ¡¿Que estoy perdiendo la cabeza por todo lo que está pasando y no sé qué hacer porque no lo entiendo?!—lágrimas asomaron en sus párpados, y distorsionaron la imagen de NamJoon.—¿¡Que te necesito pero cada vez más siento que estás distante!? ¡Dime, NamJoon! ¿¡Qué es lo que quieres escuchar!? ¿Qué... qué quieres escuchar...—su voz se hizo rasposa y ahogada.—...de alguien como yo? Si... si no te lo cuento es porque quiero protegerte. Porque... me duele y no quiero... que te duela a ti también...— terminó diciendo entre jadeos, intentando no sollozar. 

Sabía que debía verse deplorable y miserable, pero frente a NamJoon se sentía desnudo. 

—Mi vida, yo...— oyó a su esposo decir cerca, tocandole el rostro. El más alto suspiró y Jin sorbió la nariz.—Perdón. Nunca quise hacerte sentir como que estaba distante. Solo quería... que me contaras lo que pasa por tu mente. Eres tan complejo que me es difícil saber que piensas, y me siento inútil.— Sus pulgares delinearon el contorno de los ojos de Jin.—No llores, mi amor. 

Pero Jin igual lloró, porque NamJoon era una persona demasiado reconfortante y él necesitaba desahogarse de alguna forma. 

"No te tortures más, Hyung" 

—Ey, ey.— Dijo cuando vio las lágrimas caer por su rostro. Lo atrajo hasta su hombro y Jin enterró su rostro allí.—Bebé, tranquilo. 

—...Lo sien...—

—¿P-Papis?— una voz aguda intervino desde la puerta. 

Jin levantó su rostro del hombro de NamJoon, y este se giró para ver también. 

Era JiMin, asomando la mitad de su rostro por la puerta. El ojo que era visible estaba rojizo, y los músculos de su mejilla parecían tensos, como si estuviera haciendo un puchero. 

NamJoon y él se quedaron estáticos en la misma posición. Jin no quería que su pequeño viera lo patético que se veía, y no dejó que NamJoon se moviera tampoco. 

—¿E-Est-taban peleando?— preguntó titubeante.

Pero ninguno resistió demasiado. 

—JiMin, cielo...—comenzó NamJoon, soltando a Jin. 

 —N-No me gusta... que peleen...— el pequeño azabache parpadeó y sus ojos se pusieron cristalinos. Su tono era quejumbroso.—¿M-Me porté mal? ¿Me v-van a de-dejar en el... lugar malo? 

NamJoon se acercó casi a trompicones a su hijo, mientras Jin se enjugaba las lágrimas con las manos antes de atenderlo. 

El moreno se hincó a su lado, extendiendo las manos para sacarlo de detrás de la puerta. 

—No, por supuesto que no, Mochi. No vas a librarte nunca de nosotros.—Los largos dedos de su esposo acariciaron las mejillas infladas del infante.—Ven aquí. ¿Despertaste por nuestra culpa?—preguntó mientras tomaba al niño en brazos, colocando una mano debajo de él y la otra posada en su espalda. 

Jin vio con pesar como la nariz de su bebé estaba roja, y de su boca salían hipidos productos del llanto. 

La había cargado otra vez ¿verdad? 

—Tuve... un sueño feo, papi. Después escuché...— hipó.—...A appa y-y me asusté. 

NamJoon simplemente le acarició el cabello, y le besó la sien. 

Y SeokJin tuvo el oscuro pensamiento de que viéndolos así, se podía convencer de que no lo necesitaban a él. De que su presencia ahí sobraba; de que tal vez, YangMi tenía razón con lo de lastimarlos.

Y de que ella estaba pareciendo ganar aquella guerra. 






Hiseolyl 「 NamJin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora