┍ Capítulo 73: Ella┚

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¡Aquí de nuevo! Lo prometido es deuda, y aquí les traigo dos capítulos 💜 originalmente planeaba hacer un maratón de tres capítulos, mas surgieron algunas cosas y aún debo editar el tercero; ¡pero tengan por seguro de que estará listo pronto!

Eso era todo, gracias de nuevo por todo el apoyo, y ¡disfruten!

Eso era todo, gracias de nuevo por todo el apoyo, y ¡disfruten!

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Era extraño. Cuando abrió los ojos, estos estaban llenos de lágrimas sin derramar y una picazón que estremecía sus nervios. 

Las tijeras que bailaban entre sus dedos cayeron sin cuidado, pero tampoco se esforzó en levantarlas. Ya había cumplido con lo que quería. 

Guardó los álbumes en la caja que su esposo había dicho que no les serviría, y los metió en el armario, cerrando ambas puertas de una vez sin mirar atrás. 

Afuera la brisa empezaba a intensificarse, y olía a lluvia. Era un típico día en aquel pueblo cuyo nombre deseaba poder enterrar en lo más profundo de sus recuerdos. Pero ya no era posible. Al menos no en vida. 

Estaba preparada. 

Se tronó los dedos con ansiedad, y caminó fuera de la habitación no sin antes cerrar la puerta. Se dirigió directo hacia las escaleras, y aunque sabía que ya nadie las volvería a bajar, se dejó imaginar por un momento que todo estaba bien. Que su esposo estaba con ella, y que sus niños también. 

Que el más pequeño vendría saltiteando y la llamaría, y el mayor le contaría sobre las travesuras que su hermano menor estaba haciendo. Que su esposo le diría una última vez que la amaba. 

Pero ya era tarde. Muy tarde. 

Asi que se secó las lágrimas antes de que cayeran de nuevo y bajó hasta el salón, recordando llevar consigo lo que iba a utilizar. 

Antes de salir por la puerta principal, miró la foto de sus dos hijos enmarcada en la pared. 

—Por... Ustedes.

Entonces abrió la puerta, y la brisa le revolvió los cabellos. No se había equivocado con lo del clima. 

Salió sin pensar en nada más, y esta vez, no cerró la puerta al salir. 

Acarició con los dedos la barandilla de madera y se tomó el tiempo de caminar hasta el gran árbol del patio, apreciando cada roce de su piel contra el césped, sus manos contra la fibra y su vestido de gasa negro favorito enredarse entre sus piernas. 

Tardó unos tres minutos en hacerlo. Los contó, aún si no quisiera pensar tanto en eso. 

Pero iba a tomarse el tiempo. 

Cuando llegó, sin embargo, deseó ser lo más rápida posible. 

Ella ya se había dado cuenta. 

Hiseolyl 「 NamJin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora