C a p í t u l o 1 6
«Oh, sweet Emma.»
E m m a
Caminamos por un callejón oscuro, iluminado por unas pocas farolas. Éste callejón yo lo conozco. El edificio sigue ahí, así como lo recordaba.
«Tengo que salir de aquí.»
Niall me cuenta algo y trato de prestarle atención, pero no puedo, los recuerdos son más fuertes que las palabras del rubio.
Caminando con mis amigas, riendo a carcajadas, en unos cortos vestidos y tacones altos a tan corta edad. Catorce años. Salimos de una fiesta y nos dirigimos a la casa de Hannah, me han invitado a una pijamada.
Estamos en un callejón oscuro ¿Cómo llegamos aquí? Mis tres amigas se detuvieron y comenzaron a cotillear entre ellas, mientras yo estoy asustada.
—Eh, chicas... —llamé pero me ignoraron y siguieron riendo nerviosamente.
—Emmy ven tienes que ver esto —dijo Jessy emocionada, caminé hacia ellas. Desde ahí se podía ver perfectamente a un muchacho muy apuesto fumando un cigarrillo. Me mordí el labio, sí que es atractivo.
—Es guapo —dije, mis amigas lo miran con ojos soñadores y él de seguro ya lo notó, porque se dirige a nosotras.
—Hola chicas —dijo con una sonrisa ladeada y una voz ronca. Es moreno, con ojos negros y su cabello también y tiene unos músculos de infarto, así como sus tatuajes en los brazos— ¿Qué hacen aquí, vestidas así?
—Eh, noche de chicas, tu sabes —dijo Hannah rodando los ojos pero con una sonrisa nerviosa. Me alejé de ellas, necesito un cigarrillo.
Me puse detrás de un muro de ladrillo, aún puedo escuchar unos pequeños murmullos. El muchacho ha de tener unos veintitantos años y ellas ahí están ligando con él. Saqué el cigarrillo de mi billetera y el encendedor, ellas no saben que fumo, es por eso que siempre traigo un pequeño frasco de perfume y algunos chicles.
Absorví el humo recargandome en la pared y exhalé cerrando mis ojos. Esto sirve bastante bien para el estrés.
Después de perfumarme y masticar muy bien el chicle, salí de mi escondite, encontrandome sólo con el muchacho y ni un rastro de mis amigas.
—¿Dónde rayos...? —susurré sin terminar la frase, más confundida que nunca, el chico me vio y sonrió.
—¿Perdida? —preguntó yo hice una mueca buscando a mis amigas— Ellas se fueron hace un momento. Creyeron que te habías ido, pero por lo que veo fuiste a hacer travesuras —dijo levantando ambas cejas, lo miré confundida—. Hueles a cigarro pequeña.
—Mierda, oh eh... ¿No sabes a dónde fueron? —pregunté, él asintió.
—Puedo acompañarte, es peligroso —susurró, pero su mirada cambió cuando mencionó la última palabra, asentí no muy convencida—. Antes de irnos, ven.
Caminamos hacia un edificio viejo y con la pintura un tanto gastada. Abrió una puerta y me sonrió.
—¿Te gustan los regalos? —dijo luego de dejarme pasar. Asentí con la garganta, él rió roncamente—. Ven aquí preciosa, no voy a hacerte nada —susurró en un gruñido. Me acerqué temerosa al moreno lleno de tatuajes y lo miré. La luz amarillenta no me deja ver con mucha claridad, sólo vi cómo él sacaba una caja de madera. Se giró y me miró con una sonrisa, que hasta parece cínica. Extendió la caja hacia mí y la tomé con fuerza, intentando no temblar ante su profunda mirada negra.
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INSANE || n.h.
Fiksi Penggemar-Eres muy fría algunas veces, te quedas callada, fuera de éste mundo. Te vuelves como... demente -dijo con su mirada concentrada en mí. Pero yo no lo estoy mirando, estoy perdida, tal y como él lo dijo. -El recordar es lo que me hace demente. Y yo r...